Un monstruo viene a verme

Hay muchos tipos de monstruos. Algunos son meras ficciones, leyendas cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, o hijos de las calenturientas imaginaciones de un número infinito de fabuladores del terror. Otros, no obstante, son reales y conviven con nosotros. La enfermedad es, probablemente, uno de los más terribles ejemplos de esos horrores cotidianos.

La vida de Conor O’Malley, un adolescente inglés de trece años, gira en torno al cáncer terminal que padece su madre. Se trata de un monstruo contra el cual toda resistencia parece inútil, si bien siempre queda un resquicio de esperanza al que el muchacho se aferra como si del proverbial clavo ardiendo se tratara. Sin embargo, cuando Conor comience a recibir las visitas nocturnas de un ente aterrador, su vida dará un vuelco repentino que le obligará a enfrentarse a la verdad oculta en su corazón.

El Hombre Verde

Ese es uno de los nombres con los que se refiere a sí mismo el enorme ser humanoide en el cual parece transformarse un tejo cercano al hogar de Conor. Pero también responde a otros apelativos, como Cernunnos o Herne el Cazador. Sea como fuere, esta extraña entidad que parece encarnar a la Naturaleza se aparece siempre de noche, a la misma hora, ante un joven O’Malley que no entiende cuál es el propósito de sus visitas.

Finalmente, el Hombre Verde expondrá a Conor el motivo por el cual se presenta ante él noche tras noche. El muchacho va a escuchar tres historias, unos relatos cuyas sorprendentes conclusiones le conducirán a tomar determinadas decisiones que repercutirán en su día a día. Sin embargo, el verdadero objetivo del árbol antropomorfo implicará mucho dolor para el joven y, al mismo tiempo, encerrará la llave que le permitirá escapar de la prisión figurada en la que se encuentra encerrado.

Familia rota y acoso escolar

Cuando el matrimonio O’Malley se divorció años atrás, el padre de Conor se mudó a los Estados Unidos, donde se volvió a casar con una mujer extremadamente posesiva con quien ha tenido una niña. El otro familiar cercano con el que el muchacho tiene contacto es su abuela materna, una mujer viuda, independiente y adinerada con la que no se lleva demasiado bien. Evidentemente, la perspectiva de acabar viviendo con su abuela no es algo que atraiga demasiado a Conor, pero su padre le ha dejado bien claro que no podría ocuparse de él si su madre falleciera (por culpa, principalmente, de su nueva esposa).

En el instituto, nuestro protagonista no se relaciona prácticamente con nadie, pues desde el momento en que se supo lo que le ocurría a su madre sus compañeros le rehuyen. Con un par de excepciones, eso sí. Por un lado están Harry y sus colegas Sully y Anton, un trío de acosadores que abusan sistemáticamente de Conor. Por otro lado, la única persona que se preocupa por él es su amiga Lilly. Aunque más bien habría que considerarla como ex amiga, pues fue ella quien corrió la voz sobre la enfermedad de la señora O’Malley.

Así, el joven Conor vive en un mundo sin alicientes, sufriendo cuando está en casa al asistir impotente al deterioro inevitable de su madre, y soportando el bullying en el instituto, incapaz de entender porqué se ha convertido en una especie de hombre invisible para la inmensa mayoría de estudiantes.

Temas para reflexionar

Un monstruo viene a verme” es una novela juvenil que combina una narración interesante y entretenidas referencias a unos cuantos temas dignos de reflexión. A lo largo de sus poco más de doscientas páginas, el lector tendrá ocasión de enfrentarse a asuntos tan duros como son la enfermedad, la soledad, la impotencia o la culpabilidad reprimida.

Conor lidia como puede con problemas que muy probablemente sumirían en una profunda depresión a cualquier adulto, y Patrick Ness consigue con gran habilidad hacernos partícipes del sufrimiento del muchacho. Mención especial merece el tratamiento del abuso escolar (un tema del cual, lamentablemente, los noticiarios nos informan con una frecuencia cada vez mayor) que se nos ofrece en la novela, con un análisis ciertamente interesante de la peculiar relación entre acosado y acosadores.

Génesis de una obra inolvidable

La idea original de la que surge “Un monstruo viene a verme” corresponde a Siobhan Dowd, una escritora británica que falleció en 2007 víctima de un cáncer de mama. Antes de su prematura muerte, Dowd ideó una historia en la cual un joven tenía que enfrentarse a las consecuencias del cáncer terminal que padece su madre, narración en la que es lógico pensar que pretendía reflejar la situación por la cual ella misma atravesaba en aquel momento.

Por mediación de la editora Denise Johnstone-Burt, la tarea de dar forma a “Un monstruo viene a verme” recayó en Patrick Ness, autor conocido por su saga juvenil “El caos andante” (cuya primera entrega, “El cuchillo en la mano”, está disponible en castellano). Posteriormente se escogió al ilustrador Jim Kay, cuyas imágenes en un sobrio e inquietante blanco y negro complementan a la perfección el texto de Ness.

El resultado, impecablemente editado por Random House Mondadori en su sello Debolsillo, en una extraordinaria novela ilustrada. Una obra de gran calidad que, desde El Mar de Tinta, no dudamos en recomendar a lectores de cualquier edad, pues la narración que encierran sus páginas posee atractivos más que suficientes para seducir tanto a jóvenes como a adultos amantes de las buenas historias.

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