Vampiros …y más que vampiros

Desde su fundación en el ya lejano 1989, Valdemar ha sido una de las editoriales de referencia en nuestro país, sobre todo en lo que a literatura de terror respecta. Colecciones como las ya clásicas Gótica y El Club Diógenes atesoran la obra de los grandes maestros clásicos del horror. Y con Insomnia, su sello más reciente, han apostado por ofrecernos obras de autores contemporáneos, entre los cuales encontramos a escritores patrios como Jesús Cañadas, David Jasso y Emilio Bueso.

Con un catálogo compuesto por cientos de volúmenes, no es de extrañar que la editorial madrileña publique de cuando en cuando alguna antología con relatos previamente aparecidos en los mismos. Dos ejemplos paradigmáticos serían “Felices pesadillas” o “Malos sueños”, recopilaciones muy celebradas en su día. La más reciente “antología de antologías” publicada por Valdemar es “Vampiros …y más que vampiros”, una nueva muestra de la enorme calidad que atesoran sus libros, y una oportunidad de oro para disfrutar con veintidós narraciones extraordinarias.

Vampiros

Criatura sobrenatural por excelencia, el vampiro ha sufrido en los últimos tiempos una serie de agresiones literarias (encabezadas por Stephenie Meyer, autora de la saga “Crepúsculo”) que han puesto en peligro su posición como rey de las tinieblas. Afortunadamente, siempre podemos revisar la obra de autores  clásicos (como los que aparecen en la antología que nos ocupa) en busca de no muertos despiadados y verdaderamente aterradores.

Uno de los relatos que podemos encontrar con mayor frecuencia en las colecciones de historias protagonizadas por vampiros (junto a “Carmilla”, de Sheridan Le Fanu) es “El vampiro” de John Polidori. Y esta es la narración que abre “Vampiros …y más que vampiros”, con su retrato de un Lord Ruthven con quien el Drácula de Bram Stoker tiene más de un punto en común. Una horrenda lamia es la criatura vampírica que aparece en “La muerte de Ilalotha”, de Clark Ashton Smith, mientras que Robert Bloch da vida a otra terrible fémina sedienta de sangre en “Rapsodia húngara”.

Por su parte, José María Latorre tiene el honor de ser el único autor español que aparece en la antología, y lo hace con “El final de la noche”, una historia con un desenlace sorprendente que homenajea a la obra maestra de Stoker. Y John Payne Brennan firma “Horror en el castillo de Chilton”, una de las contribuciones más terroríficas a un volumen plagado de imágenes desasosegantes.

…y más que vampiros

Como ya queda claro en el título, la presente recopilación no se limita a incluir historias protagonizadas por no muertos, sino que también hay lugar en la misma para horrores de otros tipos. Así, en “Marsias en Flandes”, Vernon Lee construye su narración alrededor de una peculiar estatua, mientras que Ralph Adams Cram relata una serie de aterradores acontecimientos que tienen lugar en “El 252 de la calle M. Le Prince”.

Una inexplicable serie de suicidios (“La araña”, de Hanns Heinz Ewers), el horrible destino de la tripulación y los pasajeros de un barco (“Los habitantes de la Isleta Middle”, de William H. Hodgson) o la terrible metamorfosis experimentada por un oficinista (“Un suceso extraño”, de Adam Niswander), son algunos de los argumentos que aguardan al lector de “Vampiros …y más que vampiros”. Y, como peculiar guinda del pastel, sexo y horror se dan la mano en “Mecánico grasiento”, relato de Graham Masterton extraído de “El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante”, la única antología aparecida hasta el momento en la Colección Insomnia.

Firmas ilustres

Entre la nómina de autores con relatos incluidos en esta colección, destacan unos cuantos cuya fama se debe, sobre todo, a obras no relacionadas con el género terrorífico. Algo que, probablemente, sorprenderá a más de un lector. Alexandre Dumas, escritor de obras maestras del calibre de “Los tres mosqueteros” o “El conde de Montecristo” firma “La dama pálida”, una historia de vampiros. También se atreve con los no muertos E. F. Benson (“La señora Amworth”), autor que se prodigó en el campo del horror pero a quien en España conocemos sobre todo por su serie de novelas protagonizadas por Emmeline “Lucía” Lucas y Elizabeth Mapp.

Por su parte, Arthur Conan Doyle, padre literario de Sherlock Holmes, demuestra en “El parásito” que su habilidad narrativa no se circunscribía exclusivamente a la ficción detectivesca o a su predilecta, la novela histórica. Y Robert E. Howard, cuya creación más recordada es Conan de Cimmeria, también escribió excelentes historias de terror, de las cuales “El horror del túmulo” es una buena muestra.

Una gran antología

Si a los autores ya citados añadimos nombres tan prestigiosos como Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, M. R. James, H. P. Lovecraft o Richard Matheson, no cabe duda de que nos encontramos ante un libro extraordinario. La calidad media de los relatos que incluye es más que notable, las traducciones son excelentes y la compacta y sólida edición del volumen lo convierten en una pequeña joya.

“Vampiros …y más que vampiros” es una antología que satisfará a quien disfrute leyendo historias de terror bien escritas. Tanto las que se remontan a siglos anteriores como las más recientes tienen en común su capacidad para inquietar (y sorprender, en ocasiones) al lector más exigente. Desde El Mar de Tinta recomendamos su lectura sin reservas, a ser posible en un ambiente tranquilo, por la noche y a la luz de las velas. Que haya tormenta es opcional.

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