El hombre sin rostro

Salto de Página se está convirtiendo, con el paso de los años, en una de las editoriales de referencia de la narrativa “de género” escrita en castellano. Su catálogo incluye obras de autores de tanto talento como Javier Márquez Sánchez, Emilio Bueso o Juan Gómez Bárcena, y en sus libros hay sitio para historias poco convencionales y, quizá, etiquetables como escasamente comerciales.

Afortunadamente para todo amante de la buena literatura, en Salto de Página lo que prima es la calidad de las historias que publican, siempre en ediciones cuidadas hasta el más mínimo detalle. Gracias a ese afán por hacernos llegar narraciones extraordinarias, la editorial madrileña nos ofrece ahora «El hombre sin rostro», una de las novelas que más hemos disfrutado en El Mar de Tinta en los últimos tiempos.

Capital, seis letras

Una serie de muertes inexplicables están teniendo lugar en el Madrid de 1908. Un asesino misterioso está eliminando a personas que, en principio, no parecen tener nada en común. Sin embargo, no tardaremos en descubrir que todas las víctimas participaron en un proyecto secreto del Gobierno. ¿El objetivo del mismo? Elaborar un suero que permitiría a quien lo ingiriese adoptar a voluntad el aspecto de cualquier persona.

El joven Elías Arce, periodista del diario “El Planeta”, necesita desesperadamente escribir un reportaje que le granjee el respeto de su jefe y de sus compañeros de redacción. Mientras cubre la muerte aparentemente accidental de un profesor de biología en el Museo de Historia Natural de Madrid, algo le hará sospechar que en dicha muerte hay mucho más de lo que se ve a simple vista.

Su investigación de los hechos pondrá a Arce en contacto con varios personajes harto extravagantes. El brillante y excéntrico profesor Fo, su fascinante hija Irene, y Nabucodonosor Orlok, el criado de apariencia vampírica que se ocupa de ambos, se verán envueltos junto al bisoño reportero en toda suerte de arriesgadas aventuras, mientras el asesino sin rostro continúa cometiendo crímenes para alcanzar sus misteriosos objetivos.

Grandes personajes

Si hay algo que destaca en “El hombre sin rostro” es el modo en el cual Luis Manuel Ruiz ha sabido dar vida a todos los personajes que pueblan la novela, ya sean protagonistas o simples secundarios. La mayoría de ellos nos son descritos de modo que imaginarles resulta sumamente sencillo, y casi todos cuentan con algún detalle característico, el cual contribuye a que permanezcan de forma vívida en nuestra mente a lo largo de  la lectura. Sin embargo, quienes destacan claramente frente a todos los demás son Elías Arce e Irene Fo.

Elías Arce es un joven con una visión idealizada del periodismo, visión que se desmorona cuando conoce la verdadera naturaleza del reportero a quien considera su mentor espiritual. Dedicado durante una época interminable a elaborar los crucigramas del periódico, debe al caprichoso azar el hecho de contar con una mesa en la redacción de “El Planeta”. Tremendamente enamoradizo (y, por lo tanto, presa fácil del desengaño amoroso), quedará prendado de la belleza y singular personalidad de Irene Fo.

La hija de Salomón Fo es, por su parte, una mujer de armas tomar en la tradición de ilustres féminas como Adèle Blanc-Sec o cierta dama, venerada por el gran Sherlock Holmes, cuyo nombre comparte. Temeraria, fumadora, aficionada al boxeo y a conducir a velocidades endiabladas, Irene comparte con el detective creado por Sir Arthur Conan Doyle una impresionante capacidad deductiva y, lamentablemente, ciertas carencias de orden social.

Luis Manuel Ruiz

Nacido en Sevilla en 1973, el autor de “El hombre sin rostro” compagina la docencia con la escritura. Ha colaborado en el diario “El País”, pero destaca sobre todo en el ámbito literario, en el cual cuenta con siete novelas y una antología de relatos publicadas hasta la fecha.

Buenas pruebas del talento de Luis Manuel Ruiz son los diferentes galardones que han recibido algunos de sus libros. Con “El criterio de las moscas” obtuvo el Premio Novela Corta de la Universidad de Sevilla, mientras que “Solo una cosa no hay” le hizo merecedor del Premio Internacional de Novela de la Feria de Frankfurt. En cuanto a su libro de relatos “Sesión continua”, fue galardonado con el Premio Iberoamericano «Cortes de Cádiz».

Si a todo ello sumamos que las obras de Ruiz cuentan con traducciones en varios idiomas, resulta evidente que nos encontramos ante un autor que rebosa talento. Algo que queda muy claro en su novela más reciente, todo un ejemplo de maestría narrativa.

Misterio y aventura

Tras la magnífica ilustración de cubierta realizada por Sergio Bleda (a partir de una idea de Antonio Rómar) aguarda al lector de “El hombre sin rostro” una montaña rusa de emocionantes aventuras protagonizadas por un grupo de personajes inolvidables. De Madrid a Galicia, pasando por Barcelona, Arce, los Fo y compañía verán puesta a prueba su inteligencia frente a un despiadado criminal capaz de hacer que todos miren con recelo a quienes les acompañan. Al fin y al cabo, cualquiera de ellos podría ser el asesino.

“El hombre sin rostro” es una delicia de principio a fin. Escrita con una prosa elegante, nos conduce a una época de nuestro país poco explorada literariamente, y nos guía por entre las calles de un Madrid del cual apenas queda el recuerdo. Una vez iniciado el viaje, será muy difícil renunciar a la compañía de Elías, Irene y demás actores de una historia cuya lectura resulta prácticamente imposible abandonar. Y, como estamos convencidos de que aún tiene mucho que contar sobre sus personajes, esperemos que Luis Manuel Ruiz no tarde demasiado en regalarnos alguna otra de sus aventuras.

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