Fundadores

James Wesley Rawles es un experto preparacionista cuyo blog sobre esa particular filosofía vital goza de una extraordinaria popularidad. Sus amplios conocimientos sobre todo tipo de técnicas de supervivencia le han permitido, además, crear una serie de novelas en las cuales sus protagonistas se enfrentan con éxito a una posible crisis global, producida por el derrumbe del sistema económico actual.

Tras “Patriotas” (su mejor obra hasta la fecha), Rawles volvió a unos Estados Unidos asolados por la Escasez en “Supervivientes”, novela en la cual introdujo nuevos personajes como el oficial Andrew Laine. Ahora, en “Fundadores”, el autor regresa de nuevo al mismo escenario para insistir, una vez más, en la importancia de estar preparado ante cualquier dificultad que nos depare el futuro.

La odisea de Ken y Terry Layton

Como suele ser habitual en las novelas de Rawles, “Fundadores” es una obra coral en la cual encontramos a numerosos protagonistas (algunos nuevos, conocidos la mayoría). No obstante, al igual que ocurría en “Supervivientes” con el largo y complicado viaje llevado a cabo por Laine, buena parte del libro que nos ocupa narra el accidentado recorrido realizado por el matrimonio Layton, desde Chicago hasta el rancho de su amigo Todd Gray en Idaho. Un lugar que quienes leyeran en su día “Patriotas” conocerán bien.

Por lo demás, en “Fundadores” reaparecen numerosos viejos conocidos. Rawles describe de nuevo cómo los buenos ciudadanos norteamericanos (temerosos de Dios y rifle en mano) actúan con valor y contundencia para proteger sus derechos y libertades frente al Gobierno Provisional presidido por Maynard Hutchings. La Resistencia se nutrirá con miles de patriotas decididos a defender la Constitución, y quedará claro que nadie puede oponerse a la voluntad del pueblo estadounidense.

Más de lo mismo

A estas alturas, quien haya leído las anteriores novelas de James Wesley Rawles tendrá una idea muy clara de qué va a encontrar en las páginas de “Fundadores”. Básicamente, por la novela se pasean un grupo de personas con unas creencias religiosas muy arraigadas, muy dadas al rezo y al estudio de la Biblia. No obstante, su profunda religiosidad no les impide matar alegremente a quien consideren que amenace su seguridad, pretenda robarles o sea un enemigo de la nación. Además, varios de los personajes de la novela son fervorosos seguidores de la Ley del Talión, y la venganza (bíblicamente justificada) es el principal motor de sus actos.

Tampoco faltan en el tercer libro del autor norteamericano las listas. Rawles se recrea realizando exhaustivos inventarios de todo cuanto portan sus personajes. De hecho, su gusto por indicar las marcas concretas de determinados artículos nos hace preguntarnos si no estará realizando una suerte de publicidad encubierta. En fin, además de aportar numerosos datos sobre impedimenta, también se explaya (y mucho) a la hora de hablar de armamento, recitando interminables listados de modelos, calibres y especificaciones técnicas. El lector particularmente interesado en el tema encontrará un amplio y detallado glosario al final del libro.

¿Un tema agotado?

En El Mar de Tinta pensamos que “Patriotas” es una buena novela, bastante original, en la cual los elementos positivos superan con creces a los negativos. No obstante, tanto en “Supervivientes” (en menor medida) como en “Fundadores”, la fórmula narrativa empleada por el autor tiende a volverse repetitiva y da la impresión de que Rawles sólo tiene una historia que contar y se ve obligado a a volver a ella una y otra vez.

Lo cierto es que, además de los tres libros que ya han visto la luz en España (publicados por La Factoría de Ideas), en Estados Unidos han aparecido otras dos novelas, en las cuales también se realiza una narración «paralela» a los acontecimientos descritos en «Patriotas»: “Expatriates” y “Liberators”. Francamente, resulta difícil imaginar qué le queda por contar al autor sobre la Segunda Guerra Civil norteamericana pero, al parecer, Rawles cree tener mucho que decir todavía sobre el tema.

Una novela decepcionante

Queda claro que “Fundadores” no está a la altura de “Patriotas”, y dudamos que nadie que no se considere un seguidor acérrimo de la obra de este escritor disfrute demasiado con la novela. A todos los aspectos más o menos negativos mencionados con anterioridad, cabría añadir uno que nos ha resultado particularmente molesto. A lo largo de su viaje, Ken y Terry trabajan ocasionalmente como guardias de seguridad en granjas. Pues bien, al marcharse de éstas les entregan cartas de recomendación (sic) y, en las ocasiones en las cuales son retenidos por grupos que defienden alguna población, dichas cartas son aceptadas como avales de su “bondad” por personas que, ni les conocen a ellos, ni conocen a quienes las escribieron. El colmo del absurdo.

En El Mar de Tinta hemos perdido ya el interés por la obra de James Wesley Rawles, y sólo podemos recomendar esta novela a quienes, además de haber leído las anteriores obras del autor, se sientan identificados con el modo de pensar de los preparacionistas. Y, si cuentan además con unas profundas creencias católicas, mejor que mejor.

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