El dolor que nos une

De la mano de Siruela recibimos con los brazos abiertos el nuevo trabajo de David Mark. “El dolor que nos une” es un emocionante thriller en el cual el autor nos muestra cómo un crimen, en apariencia casual, puede poner patas arriba la vida de diferentes buenas personas. El sargento Aector McAvoy tendrá que emplearse a fondo si quiere mantener a salvo todo aquello que le importa.

En El Mar de Tinta ya disfrutamos con la novela debut de David Mark. “El oscuro invierno” supuso la conversión de este antiguo periodista en escritor que entró en el universo literario por la  la puerta grande. Ahora, vuelve a sorprendernos con esta novela perfecta para lectores inquietos.

De nuevo en Hull

La Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado comandada por Trish Pharaoh es requerida para resolver un crimen cuya violencia sorprende a todo el departamento. Especialmente al sargento Aector McAvoy. Padre de familia, amante esposo y diligente policía, no puede entender cómo una amable ama de casa puede acabar con el pecho destrozado en un callejón,  sin móvil y sin testigos. Semanas más tarde, otra mujer es asesinada en su casa. El asesino le cortó la vena femoral y dejó que se desangrase.

Todo parece indicar que se ha desatado una oleada de crímenes, extraños y violentos, sin sentido. Pero McAvoy intuye que no es así. Las conversaciones con la hija de la primera victima desvelan que ambas mujeres se conocían. Un accidente ocurrido años atrás unió sus vidas para siempre. Ahora, con sus existencias sesgadas, es el turno de McAvoy para unir cabos.

El policía deberá atender otros asuntos relacionados con su familia cuando Roisin, su mujer, es atacada en su casa. Oscuros fantasmas del pasado le sorprenden en medio de una investigación policial. Hay cosas que nunca pueden quedar acalladas del todo:  el pasado siempre vuelve.

Como el buen vino

David Mark  nos sorprendió gratamente con “El oscuro invierno” en 2012, la primera de las novelas protagonizadas por Aector McAvoy. Ya se perfilaba un excelente narrador cuya voracidad por lo macabro se equilibra con un fino manejo del lenguaje. Gracias a Siruela, se puede disfrutar hoy de las andanzas de un personaje cuya personalidad y rectitud son inigualables.

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“McAvoy se sienta en una de las sillas de la cocina.

-Es una purga- responde -. Necesitas librarte de todo lo que hay en tu interior. Quieres que la oscuridad salga de ti. A las personas que se mutilan les pasa lo mismo, creen que el dolor desparecerá con un hilo de sangre. Durante siglos, los cirujanos perforaban la cabeza a sus pacientes para dejar salir a los demonios, o les practicaban sangrías para que los malos humores abandonaran el cuerpo. A veces nuestro organismo no funciona como más nos convendría.

Elain lo mira durante un instante con cara rara.

-No eres como los demás policías- dice con una sonrisita-. Ahora que caigo, ni siquiera eres como las demás personas.”

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“El dolor que nos une” es, sin lugar a dudas, una buena novela. El ritmo, a veces sosegado a veces trepidante, mantiene en vilo al lector incitándole a continuar. Cuenta con un argumento que cautiva desde el principio e hilvana los posibles cabos sueltos de forma sinuosa, casi inapreciable.

Los personajes cobran vida, si bien pueden parecer a primera vista un tanto estereotipados. El lector puede creer estar ante una simple femme fatale cuando el jefe de sección, Trish Pharaoh, entra en escena. O pensar que Roisin, la devota esposa de McAvoy no es otra cosa que una de tantas amas de casa. Pero David Mark sabe manejar a sus personajes, dotándoles de carácter y personalidad. Haciéndolos únicos, humanos, y sorprendiendo con algunas acciones inesperadas. Hay quien ha tachado a McAvoy de demasiado blando o introspectivo. Sin embargo, McAvoy tiene demasiada conciencia y, desde El Mar de Tinta, creemos que este es su punto fuerte, lo que le diferencia de otros personajes dentro del género. Para algunos lectores, ese aporte de humanidad resultará enternecedor. Otros lo encontrarán flojo. En todo caso, vale la pena asomarse a la novela y juzgar por nosotros mismos.

Cosas que importan

David Mark presenta en “El dolor que nos une” una amplia variedad de temas. A pesar de ser una historia policíaca, las reflexiones de su protagonista y del resto de personajes dotan a la novela de un cierto matiz casi filosófico. McAvoy, centrado en su familia y en ser un buen policía, se siente perdido en esa atmósfera violenta en la que se desenvuelve. Los crímenes, la muerte y el dolor familiar le conmueven de forma excesiva. Tal vez por ello guarda un oscuro secreto que oculta incluso a su esposa. Un secreto que le come por dentro. Sus vaivenes emocionales, sus dudas, contrastan con la firmeza de aquellos que le rodean. Pharaoh, su jefa, confía en él y actúa como contrapunto. Roisin, su esposa, es su alma. De alguna manera todos los personajes que rodean le rodean aportan algo de lo que carece, completando su perfil

La importancia de la familia, de tener algo que llene la vida, son ideas que recorren la historia. También hay odio, celos y envidias. En el fondo, “El dolor que nos une” parece alcanzar cotas de libro de autoayuda cuando se vuelca en los aspectos más vulnerables: las víctimas y el sufrimiento que traen consigo. Ayuda, sin duda alguna, que no sólo se escuche la voz del detective. Sus compañeros también actúan como narradores. El resultado es una historia coral que funciona bien.

El estilo de Mark ha mejorado tras esa primera novela que sorprendió al público y a la crítica. “El dolor que nos une” responde a un modelo más perfeccionado que nos ha gustado. Seguiremos de cerca la trayectoria de este autor británico quien, gracias al robo de su portátil (como él mismo escribe en sus agradecimientos), pudo idear toda una suerte de muertes horribles. Bien por él y bien por Siruela, por ofrecer una edición de calidad.

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