Los caballos celestiales: entrevista a Guy Gavriel Kay

Hay regalos capaces de cambiar profundamente la vida de quien los recibe. Eso es precisamente lo que le sucede al joven Shen Gao cuando, a modo de agradecimiento por dedicarse a dar sepultura a los restos de soldados amigos y enemigos en la lejana Kuala Nor, se convierte en el destinatario de un presente de un valor incalculable. Guy Gavriel Kay relata en la excelente novela “Los caballos celestiales” (magníficamente editada por RBA en su nueva colección de narrativa fantástica y de ciencia ficción), los avatares a los que se enfrenta Shen Gao tras convertirse en propietario de doscientos cincuenta caballos sardios.

El viaje hacia la China imperial

Pregunta: Si analizamos su carrera literaria, podemos ver que le gusta explorar distintas culturas y períodos históricos en sus novelas. ¿Qué suele decidir en primer lugar cuando comienza a escribir un nuevo libro, el argumento o el periodo en el que éste tiene lugar?

Respuesta: Normalmente comienzo con un período histórico que me fascina. A partir de mis lecturas sobre esa época, y también a partir de la correspondencia mantenida con estudiosos cuyos libros haya leído, comienzo de manera gradual a dar forma tanto a los personajes (algunos inspirados en personas reales) como a la narración. Pero la época y la ubicación vienen en primer lugar.

P: ¿Qué detalles del proceso de documentación para escribir “Los caballos celestiales” le gustaron más? ¿Cuánto tiempo suele dedicar a la investigación antes de empezar a escribir un nuevo libro?

R: La verdad es que la fase de investigación es mi favorita. (Bueno, con la excepción del momento en el que termino de escribir una novela). Durante el proceso de investigación, que en la actualidad suele ocuparme un año y medio, me limito a aprender cosas y a interactuar con algunos brillantes expertos. Tomo notas y pienso, pero no tengo la responsabilidad de hacer nada con el material… Todavía no tengo que convertirlo en algo. Pero siempre hay un momento en el que pienso: “Es hora de empezar. Esto necesita transformarse en un libro”. Y entonces comienza la parte más difícil.

P: Uno de los aspectos más curiosos de la cultura clásica china es la riqueza de su sistema protocolario. ¿Le resultó difícil recrear el complejo lenguaje utilizado por amos y siervos?

R: Buena pregunta, aunque no se trata tanto de amos y siervos como de personas con una mayor o menor posición social, e incluso de la formalidad entre iguales. Vivimos en una sociedad muy “informal” (piense en Facebook, Twitter y los mensajes de texto), y la China de la Dinastía Tang poseía una cultura muy formal. Si hubiera escrito el libro para mostrar con exactitud lo formal que realmente era, habría resultado ser el doble de largo y extremadamente lento para un lector moderno. El desafío consiste en revelar formas extremas de cortesía y ritual, de modo que los lectores modernos comprendan lo mucho que importaban, sin dejar que la energía del libro se pierda en el proceso. Cada lector tendrá que decidir si tuve éxito o no. Pero siempre es así.

Una novela fascinante

P: Uno de los personajes principales en “Los caballos celestiales” es un poeta, y la poesía tiene una presencia constante a lo largo de la novela. Los fragmentos de poemas que podemos leer en el libro, ¿pertenecen a obras escritas por poetas chinos de la época, o fueron escritos por usted?

R: Me encantó la idea de una sociedad en la cual, para subir de escalafón social, hiciesen falta tanto habilidades físicas como literarias. Para responder la pregunta sobre los poemas en el libro, son una mezcla de ambas opciones. Algunos de los fragmentos se aproximan mucho a traducciones de versos reales (el primer poema breve es una traducción directa), y algunos los escribí yo, inspirándome en los brillantes autores de la época. Los dos poemas del “duelo” son originales (¡no diré más, para evitar spoilers!).

P: En la novela, la política y las conspiraciones tienen en realidad más importancia que la acción. Como autor, ¿qué tipo de escenas prefiere escribir?

R: No siento inclinación ni por unas ni por otras. En realidad, todo depende de la naturaleza de la historia que estoy contando. Tiendo hacia la complejidad en mis personajes, en sus relaciones, en la política y en el argumento. Como lector disfruto con libros de ese estilo, e intento escribirlos para mis propios lectores. A lo largo de toda mi carrera he intentado respetar a la gente que compra mis libros, tratarles como adultos que piensan y sienten, y no dirigirme a ellos como si fueran niños.

P: La rebelión de An Li no se describe a lo largo de tantas páginas como cabría esperar. ¿Acortó la narración, o lo que podemos leer es todo lo que tenía previsto escribir sobre el tema?

R: No, quería escribir un libro sobre las “pequeñas vidas” que se ven atrapadas en el camino que conduce a acontecimientos de tan enorme magnitud. Mi intención fue mostrar cómo las cosas se desmoronan incluso en la más poderosa de las sociedades, y cómo ello puedo ocurrir por las razones más personales: una rivalidad entre dos hombres, un monarca enajenado… Siempre he estado interesado como escritor en profundizar en las hazañas de los “grandes” de una época, prestando atención al mismo tiempo a la gente corriente de ese mismo periodo. También (¡intentaré no caer en spoilers aquí!) me fascinó el “tono” que los historiadores utilizan para escribir sobre el pasado, y no sólo en China. Así que las secciones finales de la novela también cobraron forma a partir de eso. ¡A veces se siguen librando guerras mucho después de que hayan concluido, por parte de quienes escriben sobre ellas o las explican!

P: Un guerrero Kanlin podría describirse como una mezcla de samurai y ninja. ¿Tenía a alguno de esos guerreros japoneses en mente mientras creaba los suyos?

R: En realidad es al revés. Muchas tradiciones japonesas de ese estilo (incluyendo a las geishas) tienen sus orígenes en China. Así, fui plenamente consciente de cómo Japón había abrazado tales tradiciones en años posteriores, y de cómo a menudo las conocemos mejor en la actualidad en sus versiones japonesas. También pensé en los monjes Shaolin. La mezcla de artes marciales, secretismo y fe.

P: “Los caballos celestiales” es una novela llena de personajes complejos e interesantes, tanto masculinos como femeninos. Si tuviera que elegir su favorito, ¿cuál sería y por qué?

R: ¡No puedo hacerlo! ¡La vieja metáfora de pedir a un padre que escoja a su hijo favorito! Diré que, aunque el libro está construido alrededor de Shen Tai, el personaje principal, que recibe ese asombroso regalo en el primer capítulo y se convierte en una diana para la muerte, siempre disfruto tratando de dar forma también a personajes femeninos complejos y diferentes.

El futuro

P: La publicación de “River of Stars” está prevista para 2013, tres años después de la aparición de “Los caballos celestiales”. Si consideramos sus libros más recientes, parece ser el periodo estándar entre novelas. ¿Con qué frecuencia recibe peticiones de fans que le solicitan que acorte ese tiempo?

R: ¡Eso me ha hecho sonreír! Por supuesto, hay lectores generosos que siempre están pidiendo un nuevo libro. Eso es sencillamente algo bueno para cualquier escritor, tener gente esperándote de esa manera. Pero creo que mis lectores también saben que voy despacio porque intento darles el mejor libro que pueda. Realmente creo que el arte necesita tiempo. “River of Stars” se publicará en inglés en 2013, y espero que llegue pronto a España también. Vuelve a estar inspirado por China, pero transcurre en un periodo alrededor de 400 años posterior al de “Los caballos celestiales”.

P: Para terminar, en “Los leones de Al-Rassan” escribió sobre una península inspirada en la España ocupada por los musulmanes. ¿Le gustaría revisitar esta versión de nuestro país en el futuro?

R: “Los leones…” continúa siendo el libro favorito de muchos lectores. Surge con frecuencia durante conversaciones en Hollywood sobre una adaptación cinematográfica o como serie de televisión. La Historia de España es intensa, brillante y compleja, y ofrece mucho a cualquier escritor. Nunca planeo mi siguiente libro hasta que no he acabado el que esté escribiendo, así que no puedo decirle (¡ni a usted, ni a nadie!) en qué me veré inmerso en el futuro.

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