Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs

El diccionario de la Real Academia de la lengua española incluye dos definiciones de la palabra “mitomanía”. La segunda de ellas reza así: “Tendencia a mitificar o a admirar exageradamente a personas o cosas.” Siendo así, no resulta excesivamente aventurado afirmar que, de un modo u otro, todos escondemos en nuestro interior a un mitómano.

Cualquier persona que destaque en determinado ámbito es susceptible de ser mitificada. Ahora bien, Miguel Cane, autor de este “Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs” reserva su profunda admiración para un grupo de actores, directores, guionistas y personajes cinematográficos, a los que homenajea en una serie de entradas que harán las delicias de todo aficionado al séptimo arte.

Un diccionario inusual

Es necesario aclarar que el lector no hallará en el volumen de Cane entradas extensas y detalladas, así como tampoco aparecen en el mismo las socorridas filmografías comunes en otros trabajos similares. El autor mexicano realiza una labor fundamentada en sus preferencias personales, y la lleva a cabo sin seguir un patrón predecible.

En ocasiones, los detalles biográficos priman sobre los profesionales. En otros casos, es el trabajo de actores, directores y guionistas el que cuenta con mayor peso en una determinada entrada. Y, casi siempre, alguna anécdota poco conocida adereza los textos que, invariablemente, acaban informándonos sobre la situación actual de los particulares mitos analizados o, en su caso, narrándonos cómo pasaron a mejor vida.

Los protagonistas

En las casi cuatrocientas páginas que integran este interesante volumen, tenemos ocasión de asomarnos a la vida y obra de grandes estrellas del cine mudo, de la época dorada de Hollywood y, por supuesto, de la mucho menos glamurosa actualidad. Actores, actrices y directores reciben la mayor atención, si bien también hay sitio para algún que otro guionista y unos cuantos personajes de ficción merecedores de contar con un lugar en este particular Olimpo cinematográfico.

De procedencias diversas, la mayoría de las entradas del diccionario se dedican a actores y cineastas o bien norteamericanos de nacimiento, o bien afincados en el país de las barras y las estrellas tras emigrar desde sus naciones de origen. Europa también está muy bien representada (sobre todo Francia e Italia), si bien nuestro país cuenta con una escasa presencia superada, por ejemplo, por artistas mexicanos (como no podía ser menos, teniendo en cuenta la nacionalidad del autor del volumen).

Un volumen ilustrado

Los textos que componen la obra que nos ocupa cuentan con un complemento visual extraordinario, el cual magnifica el valor de la lectura y merece comentario aparte. La autora del mismo es la joven artista gráfica palentina Ana Bustelo, quien cuenta con un currículum impresionante, a pesar de llevar poco más de cinco años dedicándose profesionalmente a la ilustración.

Bustelo ha creado unas cuantas ilustraciones que aúnan una técnica depurada y un estilo muy personal con diversas referencias de corte humorístico. El lector cinéfilo sin duda disfrutará enormemente al captar los diversos guiños que acompañan cada lámina, detalles simpáticos capaces de hacernos sonreír al tiempo que admiramos el trabajo de su creadora.

Luces y sombras

Pocos libros son perfectos, y este “Pequeño diccionario de cinema para mitómanos amateurs” no es la excepción que confirma la regla. Si bien en El Mar de Tinta hemos disfrutado enormemente con él y lo recomendamos encarecidamente a todo aficionado al cine que desee sumergirse en una lectura tan entretenida como fascinante, hay un par de detalles (objetivo uno, subjetivo otro) que impiden que lo cataloguemos como obra sin mácula.

Por un lado, hay que advertir que Miguel Cane maneja en el libro títulos de películas según la traducción que las mismas recibieron en México. Por lo tanto, aunque en la mayoría de los casos no resulta excesivamente complicado entender de qué film nos está hablando, en determinados momentos se puede generar una cierta confusión en el lector, algo que una revisión previa podría haber evitado.

Por otro lado, tratándose de una recopilación de mitos particulares, está claro que las preferencias de Cane no tienen por qué coincidir con las nuestras. No obstante, se nos antoja extraño que actores como Humphrey Bogart, Burt Lancaster o Charlton Heston (por poner tan sólo unos pocos ejemplos), carezcan de una entrada en el diccionario. Quizá en una futura edición, o en un segundo volumen que complemente a éste, su autor se decida a dedicarles un espacio que, en nuestra opinión, merecen sobradamente.

Deleitarse aprendiendo

A pesar de lo anteriormente expuesto el diccionario, publicado por esa editorial imprescindible que es Impedimenta, es una obra cuya lectura apenas hemos podido interrumpir. Un libro plagado de detalles inolvidables y abundantes sorpresas.

Si desea descubrir, por ejemplo, con qué nombre pasaron a la posteridad Maurice Joseph Micklewhite o Archibald Alexander Leach, o si tiene interés por conocer la razón por la cual Ella Fitzgerald adoraba a Marilyn Monroe, aquí encontrará las respuestas.

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