Battle Royale

Una de las literaturas más desconocidas en España es la japonesa. Las librerías están inundadas de innumerables ediciones de los más populares mangas producidos en el país del sol naciente, eso sí. Pero, en lo que a libros se refiere, con la insigne excepción que supone Haruki Murakami, apenas tenemos constancia de la abundante e interesante producción novelística nipona.

Así, la publicación de “Battle Royale” por parte de Planeta (en su sello Booket) se nos antoja todo un acontecimiento que confiamos tenga continuidad. Sea como fuere, ahora tenemos la oportunidad de disfrutar con una novela que fue todo un best seller en Japón la cual, al parecer, sirvió de inspiración a Suzanne Collins para su aclamada trilogía iniciada con Los juegos del hambre.

Todos contra todos

Koushun Takami retrata en “Battle Royale” a un Japón distópico, la República del Gran Oriente Asiático, en el cual un Estado dictatorial controla todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. En una sociedad extremadamente competitiva, se potencia la individualidad y se mira con malos ojos todo tipo de relación de cooperación entre los ciudadanos.

Una de las medidas gubernamentales más peculiares que se desarrollan en la República es el Programa. Cada año, 50 clases de diversos institutos a lo largo y ancho del país son elegidas para luchar a muerte en la Battle Royale. En dicha competición, todos los participantes están obligados a enfrentarse a sus compañeros, y el macabro juego concluye cuando sólo quede un superviviente.

La novela se centra en la clase Tercero B del Instituto Shiroiwa, compuesta por 42 alumnos quinceañeros, la mitad chicos y la mitad chicas. Lo que parecía un viaje cultural se convertirá en una pesadilla cuando se vean abandonados a su suerte en una pequeña isla de la cual solamente uno de ellos podrá salir con vida.

Las reglas del juego

Cada estudiante recibe una mochila con un escaso equipamiento que incluye un arma, ya sea blanca o de fuego, si bien entre las diversas posibilidades se encuentran un chaleco antibalas, un vial con veneno o un útil aparato localizador que permite saber en todo momento dónde se encuentran los participantes en la Battle Royale.

Además, cada participante porta un collar que, además de monitorizar todos sus movimientos, permite conocer de inmediato cuándo se produce una muerte. El collar contiene un explosivo que estallará si alguien intenta quitárselo, si su portador permanece en una zona que halla sido designada como “prohibida” o si pasan 24 horas sin que se produzca una muerte (en cuyo caso, todos los collares explotarán al unísono).

¿Cuál es la recompensa que obtendrá el ganador? Una modesta pensión vitalicia y una foto autografiada del Dictador de la República. Todo un incentivo, ¿no les parece?

Los jugadores

Una situación como la planteada en “Battle Royale” le permite al autor mostrarnos diversos comportamientos de los estudiantes que se ven obligados a participar en el juego mortal. Los analizaremos a continuación, sin mencionar en ningún momento nombres concretos a fin de evitar spoilers.

En primer lugar tenemos una minoría de personajes que aceptan la situación desde el primer momento y están dispuestos a hacer lo necesario para resultar los ganadores. La crueldad y sangre fría de estos estudiantes les convierte en unos peligrosos adversarios, y el número de muertes que se cobran a lo largo de la novela resulta abrumador.

Luego están aquellos que no desean participar en la competición, divididos entre quienes buscan aliados con sus mismas intenciones (para tratar de encontrar el modo de escapar) y quienes acaban convertidos en víctimas propiciatorias. Ya sean unos u otros, la desconfianza y el temor son sus compañeros constantes, y muchos de ellos se verán obligados a enfrentarse a la terrible disyuntiva de matar o morir.

El fenómeno “Battle Royale”

La estupenda novela que nos ocupa ha servido como base para dos películas. La primera de ellas, Battle Royale (Kinji Fukasaku, 2000), adapta la obra de Takami tomándose ciertas libertades. La secuela, Battle Royale II: Réquiem (Kinji y Kenta Fukasaku, 2003), continúa la historia sin basarse en material original del autor nipón.

Además de las películas, también existen un par de mangas basados en la novela. El primero de ellos es una adaptación firmada el propio Takami e ilustrada por Masayuki Taguchi, de la cual el escritor se siente particularmente orgulloso, hasta el punto de considerarla mejor que la novela. Por su parte, Battle Royale II: Blitz Royale adapta la segunda película, y en este caso tanto guión como dibujo son de Hitoshi Tomizawa.

Sólo un pero

En El Mar de Tinta hemos disfrutado enormemente con la lectura de esta excelente historia. Su autor no sólo nos ofrece un argumento intenso y absorbente, sino que también es capaz de dar vida con un talento admirable a más de cuarenta personajes, dedicando prácticamente a todos ellos el tiempo necesario para dibujarlos con precisión y hacer que sus muertes no sean simplemente un mero apunte estadístico.

Lo único que nos parece difícil de asimilar en la novela (teniendo en cuenta que se trata de una obra de ficción que exige, claramente, una cierta suspensión de la incredulidad por nuestra parte), es la facilidad que tienen todos los estudiantes para manejar las armas de fuego que les tocan en suerte, haciendo gala de una puntería envidiable y más que sorprendente.

Un detalle que, con todo, no afecta al disfrute proporcionado por un libro inspirador de interesantes reflexiones sobre la violencia, la sociedad, el papel del individuo y la fidelidad a las convicciones personales ante una situación extrema. Una lectura, en resumidas cuentas, más que recomendable.

2 respuestas a «Battle Royale»

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