Cumbres borrascosas

“Cumbres borrascosas” es sin duda uno de esas novelas que tienen un hueco justificado en la lista de lecturas imprescindibles. Además de ser un clásico maravilloso y primorosamente bien escrito, la historia que nos cuenta ha envejecido intacta, romántica e indomable como sus dos protagonistas. En esta cuidada y magnífica edición de Alba el placer de releer la obra de Emily Brontë, o descubrirla, es doble.

Se habla de clásicos, se incita a leerlos e incluso se presentan como lecturas “obligadas”. Sabemos que entre lectores poco avezados, la literatura no contemporánea puede llegar a dar pereza. Sin embargo, no cejamos en nuestro empeño: sean valientes y aventúrense a probar suerte con este título. “Cumbres borrascosas” es improbable que les decepcione o les resulte tedioso.

Salvaje historia de amor

Emily Brontë sitúa su tormentoso argumento en un paraje inhóspito al norte de Inglaterra, apartado del mundo y en pleno contacto con la naturaleza. En la finca de Cumbres Borrascosas viven los Earnshaw con sus dos hijos pequeños, Catherine y Hindley. Pero cuando el señor Earnshaw se ausenta en viaje de negocios y vuelve con un niñito gitano, rebelde y de piel aceitunada, la vida de esta familia cambiará para siempre.

Los celos entre Hindley y el recién llegado Heathcliff se irán intensificando con el paso de los años, así como el extraño e intenso lazo que une las almas de Catherine y el incorregible muchacho.

Mientras el tiempo transcurre y Cumbres Borrascosas se convierte en un hogar desapacible y calamitoso, el amor de Heathcliff y Catherine se fortalecerá, aunque su destino no sea permanecer juntos. El matrimonio interesado de Catherine con Edgar Linton, el vecino de la Granja de los Tordos, provocará en Heathcliff una sed de venganza insaciable que marcará el destino de los Earnshaw y los Linton.

Romanticismo y  fantasmagoría

La narración viene de la mano de un tercer personaje ajeno a la familia, que llega al páramo para habitar la Granja de los Tordos. A través de él y de su ama de llaves, se irá desgajando la historia y vicisitudes de los dos personajes desde el presente hacia tiempos remotos.

Emily Brontë construye así una intrincada saga familiar, envuelta en un halo de misterio, con el toque fantasmagórico tan de moda durante el siglo XIX. Rinde homenaje así a las góticas historias de fantasmas, y a la vez, esboza una tormentosa historia de amor y venganza que hará las delicias de los lectores.

Los personajes creados por la escritora inglesa son reales, rehenes de sus pasiones más viscerales. Movidos por el egoísmo, el rencor y el sufrimiento, forman un cuadro escénico apasionante, cruel y despiadado, pero también bello y cercano. Los errores se pagan caros y las decisiones equivocadas pasan factura al que las toma y a todos los que le rodean.

Lenguaje evocador

Si algo destaca de esta novela, es la magistral prosa de su autora, que traslada al lector a los escenarios descritos. Los turbulentos acontecimientos, las escenas pasionales se plasman ante nosotros con vívido realismo, cautivándonos desde las primeras páginas.
La historia de “Cumbres borrascosas” podrá atraer más o menos al lector, pero la indudable calidad de Brontë (así como la maravillosa traducción a cargo de Carmen Martín Gaite) no dejarán indiferente a nadie. Lo mismo ocurre con los personajes, tan bien definidos, tan carismáticos y turbulentos.

Toda la obra se tiñe de patetismo y melancolía, sin rastro del sentimentalismo (algo absurdo y artificial) al que las novelas del género romántico nos tienen acostumbrados. “Cumbres borrascosas” no es un libro ñoño para mujeres, es una novela considerada –merecidamente- como todo un clásico de la literatura inglesa.

Breve historia

Aunque pueda parecer extraño, cuando la única novela de Emily Brontë fue publicada en el año 1845, bajo el seudónimo de Ellis Bell, no tuvo el éxito que hoy cosecha. Los lectores victorianos la encontraron “incómoda”: retratar las pasiones humanas de ese modo descarnado no casaba con la moral de la época.

Charlotte Brontë aclara estas circunstancias, y el verdadero nombre de su hermana, en una edición póstuma de la obra (1850), incluida en el volumen de Alba. Tanto en el prólogo como en el epílogo la autora de «Jane Eyre» describe el talante de Emily y el de Anne Brontë, sus caracteres y cortas vidas.

Asimismo, nos detalla los motivos por los que la novela no agradó al público, y las razones por las cuales “Cumbres borrascosas” es así y no de otro modo. Unas palabras que desde El Mar de Tinta creemos resultarán muy interesantes al lector contemporáneo, ayudándole a hacerse una idea de la existencia de las hermanas Brönte y el entorno en el que dieron rienda suelta a su talento narrativo.

Adaptaciones y nota sobre la edición

Este romance inolvidable, trágico y tan tormentoso como los vientos que azotan los páramos, ha sido llevado al cine y a la pequeña pantalla en numerosas ocasiones, con mayor o menor éxito.

En El Mar de Tinta destacamos, más por amor al séptimo arte que por su calidad, la primera adaptación de 1939, protagonizada por Sir Laurence Olivier y Merle Oberon y dirigida por William Wyler. Otra revisión de este clásico más actual es el film de Andrea Arnold, de 2011.

La edición que hoy recomendamos, incluida en la colección Alba Clásica Maior es en tapa dura y sobrecubierta, cinta marca páginas y papel de muy buena calidad. Su encuadernación, junto a la traducción que a nuestro idioma realiza Carmen Martín Gaite, hace de este volumen una verdadera joya. “Cumbres borrascosas” mantiene, tras más de un siglo y medio, toda la fuerza y el ímpetu apasionado que Emily Brontë imprimió al escribirla.

Una respuesta a «Cumbres borrascosas»

  1. Leí «Cumbres borrascosas» siendo adolescente, hace ya unos años, en la colección de literatura clásica para jóvenes de una editorial de cuyo nombre no consigo acordarme, y la disfruté muchísimo. Pero la disfruté doblemente cuando la releí en la edición de Alba, vertida al castellano por la inigualable Carmen Martín Gaite. Me habían hablado de su traducción mucho antes, pero tardé en animarme a volver a leer la novela, por miedo a que ya no me gustara tanto. ¡No tenía nada que temer! ¡Debería haberlo hecho antes!

Los comentarios están cerrados.