Dialéctica de ojos

María Ferreiro debuta en el universo literario con “Dialéctica de ojos”, un poemario muy personal que puede verse como una reflexión en torno a la subjetividad. Tras el tópico del amor se esconde el egocentrismo de la percepción.

En general, “Dialéctica de ojos” revela un proceso de maduración, cuyo epicentro resulta ser un lance amoroso el cual, como arquetipo tal vez, evoca la consunción de una hoguera en la noche. En primer lugar, se enciende el fuego, nacen la pasión y la locura, todo parece girar en torno a la lumbre;.Después, se enfría, se extingue poco a poco, en la medida que agota cuanto tiene a su alcance. Finalmente, al candor de las brasas, se recuperan los restos de la pira, es el tiempo de la reparación.

La expresión de la mirada

“Dialéctica de ojos” se compone de poemas donde los elementos naturales se convierten en referencias cotidianas. La bruma, la llama o la fértil tierra brotan como lugares comunes a lo largo de los versos, metáforas en que se traducen las emociones de la autora. Su recorrido nos conduce por sendas oníricas, llevadas en ocasiones hasta la frontera del surrealismo.

Los grandes temas por los que María Ferreiro profesa interés especial dejan su impronta a lo largo de la obra. De este modo, las alusiones astronómicas que se deslizan («diana galáctica», «cosmos cuyos soles arden en el iris») confiesan fascinación por los misterios del universo. También las referencias filosóficas («dentro de la cueva platonizo mi eco») se dejan ver a lo largo de todo el libro.

Son poemas de verso libre, aunque a menudo busquen la rima en pos de la musicalidad. Los tres capítulos del poemario se anuncian con fragmentos de prosa poética que actúan a modo de introducción.

Encender el fuego

En la primera parte del libro, “Ofuscado en la retina”, se parte de una potencialidad: el sentimiento de incertidumbre por lo que viene. Encontramos el poema que da título al libro y en que un amor fuerte y naciente irrumpe a pesar de las barreras emocionales; se nos presenta en tono onírico y con tintes épicos.

Los ojos se erigen en símbolo del sentir verdadero —aquel al que el lenguaje, por limitado, no puede ser absolutamente fiel—; a los ojos, no los podemos engañar con las tretas habituales que usamos tanto con los otros como con nosotros mismos.

Después, se alumbra una ansiedad creciente que suscita en poemas como “Amante que no sueña” a volver sobre las fronteras, lo que define el acto de amar; en el proceso, el sueño aspira a ser un refugio.

Extinción y reparación

“Extinguir la córnea”, la segunda parte del poemario, se adentra en el terreno del desamor. La autora se retira a su interior para librar una lucha, forma parte de un doloroso proceso de aprendizaje. Estos poemas abordan temas como la indiferencia, el tedio o los celos; la tormenta emocional que sucede a una ruptura. Al final, la batalla se libra en clave épica en poemas como “Ipsa bellum”, que adquieren magnitud de tragedia.

En la última parte del libro, “Cuando mueren los ojos”, la autora, tras la tormenta, se adentra en la reflexión. Ya ha aprendido, su cuerpo ha asimilado, está en posición de abordar lo ocurrido con templanza. El capítulo se inaugura con el texto “Soy y no me ves”, sembrado de referencias filosóficas y científicas, recupera los ojos como símbolo y cierra con: «Nada en la cual nos sumimos a golpe de revista mientras los átomos destellan.»

Los últimos poemas giran en torno al recuerdo, brasas que aún desprenden calor; la reconciliación que alcanza el summun de su expresión en una lectura panteísta del ser y la mirada.

Sobre la autora

Nacida en Santander en 1987, María Ferreiro alivia desde niña su necesidad de expresarse recurriendo a la poesía. Ha estudiado alemán desde los quince años, lengua en la que también escribe. De hecho, se mudó a Alemania en 2010, donde estudió diseño gráfico y la licenciatura de filosofía a través de la UNED. En la actualidad, trabaja como diseñadora gráfica y traductora, y estudia lingüística histórica en la Universidad de Colonia.

En 2007, fue galardonada con el segundo premio en el XXIX Concurso Literario Gerardo Rovira por el poema “¿Solo eso?”; y en 2008 recibió el accésit en el I Concurso Regional de Ciencia y Literatura de Cantabria por el ensayo “Lo que soy no es lo que ves”.

En 2016, llega “Dialéctica de ojos”, su primer libro de poesía, como primer título de su editorial I filo SOFÍA. Una reflexión sobre la subjetividad y el amor, y los límites del lenguaje, ilustrada en carne propia.

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