Gestarescala

Con “Gestarescala”, la colección Letras Populares de Ediciones Cátedra alberga su segunda obra de Philip K. Dick. Se trata de una novela que no había sido publicada con anterioridad en España. El libro cuenta con un prólogo de Julián Díez, uno de los grandes expertos en ciencia ficción de nuestro país y que cuenta en su haber con una traducción de “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” . Así mismo, es coautor junto a Fernando Ángel Moreno de “Historia y antología de la Ciencia Ficción española”. Ambas obras han sido publicadas en la colección que nos ocupa.

Joe Fernwright lleva una anodina vida en el contexto inhibido de un estado policial. Su profesión, alfarero o restaurador de cerámica ­­—el título original de la novela es “Galactic Pot-Healer”—, está en decadencia y hace tiempo que no recibe ningún encargo.

El alfarero espacial

Las primeras páginas de la novela se consagran a mostrarnos un escenario distópico en que el control ha alcanzado cotas tan delirantes como para que los ciudadanos puedan ser multados por caminar despacio por la calle. La censura, la violación de la intimidad y los sueños comunes inducidos son aspectos habituales en el día a día del protagonista.

Joe duerme en un cubículo sin ventanas y emplea su tiempo en un absurdo juego de traducción. Sin embargo, pronto se verá envuelto en una serie de episodios extraños provocados por un ente extraterrestre que espera reclutarlo para una misión colosal: reflotar una catedral del fondo del océano en otro mundo, Gestarescala.

Aunque pudiera pensarse, bajo esta introducción que bien podría ser propia de obras como “Un mundo feliz” o “1984”, no se esconde la semilla de ninguna revolución. El protagonista de “Gestarescala” no aspira a cambiar el sistema, ni a lograr grandes hazañas; por el contrario, Dick nos presenta a un tipo con personalidad desconcertante, que de primera mano muestra estrechez de miras y poco carisma, aunque en algunos momentos pueda llegar a sorprender con discusiones filosóficas o arrojo en situaciones críticas.

La desconfianza de lo real

Además de la inclusión de este antihéroe peculiar, la novela presenta muchos aspectos propios de la obra de Dick. Algunos autores han calificado este libro de transición, previo a su época mesiánica, ya que observamos tanto elementos propios de su producción anterior, como son la contextualización en escenarios distópicos o el cuestionamiento de lo real, como características que desarrollará más adelante en novelas como “La invasión divina”.

Entre las primeras, se observa una preocupación constante por discernir la realidad última de las cosas. Joe se enfrentará incluso a su propio fantasma y tendrá que mantenerse firme cuando el transcurso de los acontecimientos no discurra de forma cotidiana. También se traslada una preocupación por los límites del “yo”, tanto estilísticamente (Dick usa la tercera persona con irrupción frecuente y sin previo aviso de la primera) como en la trama.

El nombre de la catedral alienígena alude directamente a la psicología de la Gestalt, que concibe el todo de experiencias sensoriales como algo más que la suma de las partes. Varios autores de ciencia ficción han extendido esta terminología para albergar la posibilidad de que varias conciencias individuales establezcan una relación simbiótica para dar lugar a una entidad colectiva, como es el caso de Theodore Sturgeon en “Más que humano”. Por otro lado, como se deja patente en el prólogo de Julián Díez, Dick estuvo muy influenciado por la obra de Jung y sus ideas de la relación entre individuo e inconsciente colectivo.

Una trama caótica

Entre las características de la novela que presagian la fase mística que habrá de venir en la obra de Dick está la presencia de Glimmung, el alienígena que recluta a Joe Fernwright, como entidad poderosa y natural. Su manifestación se presenta como una suerte de teofanía que cambia profundamente el destino de nuestro protagonista.

Tampoco podemos desdeñar el hecho de que Dick tiene espacio para el humor en esta trama y que algunos fragmentos están escritos en un tono eminentemente irónico. A modo de ejemplo, se puede citar el discurso de una máquina con criterios morales variables según el culto seleccionado.

Con todo, “Gestarescala” es una novela fácil de leer y un poco caótica. Como se señala en el prólogo, en general, el estilo de Dick se desentiende de la dimensión literaria para centrarse en el argumento y en las ideas que transmite. Pero, si cabe, el caso que se trata resulta significativo, pues da la impresión de que Dick escribió la novela precipitadamente. Su estructura está desequilibrada: se otorga mucho espacio a la presentación del personaje y su entorno cotidiano en relación a las páginas que ocupa el resto de la trama, que sucede de forma rápida y delirante.

El argumento, como en muchas otras novelas de Dick, es impredecible y está salpicado de buenas ideas. Pero en ocasiones, la introducción repentina de elementos nuevos, con el propósito consciente de sembrar dudas sobre lo que se asume como real, y las reacciones extrañas de sus personajes brindan cierto desconcierto que tambalea el pacto de ficción.

Sobre el autor

Philip K. Dick es uno de los escritores emblemáticos de la ciencia ficción estadounidense. Entre sus obras más conocidas se cuentan “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, adaptada al cine de la mano de Ridley Scott bajo el título de Blade Runner; y la ucronía “El hombre en el castillo”, que inspiró la serie de televisión homónima impulsada por Amazon.

Se trata de un autor prolífico, y no exento de polémica, que nos ha dejado treinta y seis novelas y más de un centenar de relatos cortos. La crítica tiende a dividir su obra en tres periodos diferentes: una primera etapa política, que reúne títulos como “Lotería solar” o “Tiempo desarticulado”; una segunda etapa metafísica, con obras como “Esperando el año pasado”, “Tiempo de Marte” o “Ubik”; y un último periodo, marcado por su deriva psicológica, al que se suele denominar mesiánico, con títulos como “La invasión divina” o “VALIS”. La novela que nos ocupa encajaría en el final de la segunda etapa.

En resumen, “Gestarescala” es una novela entretenida, anecdótica para el entusiasta de Philip K. Dick, que no había visto la luz en España con anterioridad. Su argumento, aunque caótico y desequilibrado, se presenta salpicado de humor, ideas notables y reflexiones sobre la identidad, el altruismo (caritas) o la figura de Fausto. Además, la edición de Cátedra cuenta con un prólogo sumamente interesante, que profundiza en los elementos de la obra del autor, limitándose no solo a citar numerosas referencias de la crítica sino que brinda un punto de vista propio.

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