Hotel Transición

Parece mentira lo mucho que pueden dar de sí cuarenta años. Si un joven español, criado en el seno de una sociedad que garantiza sus derechos y libertades (al menos en teoría), tuviera la oportunidad de viajar a principios de los años setenta del siglo pasado, tendría enormes dificultades para reconocer un país sumido en los últimos coletazos del franquismo.

Por lo que respecta a quienes vivieron aquellos convulsos años de transición desde la dictadura hasta la democracia, la memoria suele verse envuelta en un halo de nostalgia la cual, frecuentemente, suaviza lo negativo y realza lo positivo de una época tan cercana y, a la vez, tan remota. Un tiempo revisitado por Jesús Ruiz Mantilla en “Hotel Transición”, una interesante novela que navega entre los recuerdos de niñez y adolescencia de su narrador, por un lado, y las reflexiones que realiza ya asentado en la madurez, por otro.

Vivir en un hotel

Jesús Dávila, Chucho para los amigos, es el único hijo de Eugenio, profesor de Historia Contemporánea, y Rocío, encargada de un hotel en el cual vive toda la familia. El libro se inicia poco antes de la muerte de Francisco Franco, con dos hechos relevantes a nivel personal y nacional como son el fallecimiento de la abuela de Chucho y el atentado que le costó la vida a Luis Carrero Blanco.

A partir de ahí, acompañaremos al joven protagonista mientras pasa de ser un niño que lucha por encontrar el valor para declararse a la compañera de clase que le gusta, a convertirse en un adolescente rebelde enfrentado a la autoridad (materna, principalmente). Un viaje de crecimiento personal que viene acompañado de acontecimientos históricos como la ya mencionada muerte del Caudillo, las primeras elecciones democráticas en nuestro país o el patético intento de golpe de estado protagonizado por el Teniente Coronel Tejero.

Los fragmentos de la juventud de Jesús Dávila, narrados en tercera persona, se alternan con la voz en primera persona del mismo personaje (trasunto del autor, si bien nunca sabremos hasta qué punto) en la época actual. Sus comentarios sobre el pasado, combinados con opiniones sobre la España del siglo XXI y su complicada vida sentimental, generan un curioso contraste gracias al cual tenemos la rara oportunidad de comparar al niño que fue con el hombre que es.

Pasado y presente

Todos hemos escuchado alguna vez que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero, ¿realmente es así? Quizá sea cierto que, comparado con el presente (una época plena de incertidumbre a todos los niveles, en la cual la inestabilidad política, económica y laboral va de la mano de un desmoronamiento moral generalizado), el pasado parezca un lugar mucho más amable, al cual nos encantaría regresar para refugiarnos cuando nos supera la coyuntura actual.

Sin embargo, Jesús Ruiz Mantilla tiene claro que no hay que idealizar el pasado. Al fin y al cabo, por cada recuerdo agradable existe, casi con total seguridad, algún sinsabor que no resulta tan grato recordar. En el caso de Chucho, los buenos momentos van de la mano con muertes de seres queridos, la problemática convivencia de sus padres (salpicada de infidelidades) y los abusos sufridos por su mejor amigo, entre otros hechos desagradables. Y tampoco hay que olvidar que el presente tiene sus cosas buenas, como la tecnología y las estupendas series televisivas a las cuales tan aficionado es el Jesús adulto.

Televisión, música y libros

El narrador de “Hotel Transición” se gana la vida como guionista televisivo, algo que aprovecha para citar varias series que le marcaron durante su niñez, junto con otras más recientes por las cuales siente verdadera admiración. Entre las primeras podemos citar, por ejemplo, “Bonanza”, “Ironside”, “Colombo” o “Starsky y Hutch”. De las varias producciones modernas, cabe destacar “Los Soprano”, “Mad Men”, “A dos metros bajo tierra” y “True detective”, entre otras.

La música también tiene una gran importancia en la novela. Veremos cómo Chucho se sentirá fascinado ante discos como The Dark Side of the Moon y Wish You Were Here, de Pink Floyd, conocerá (cuando viaje a Inglaterra para estudiar inglés) a nuevos grupos como The Police o Queen  y, posteriormente, se sentirá atrapado por una tardía beatlemanía, algo que hará que sufra especialmente con el asesinato de John Lennon.

Por último, cabe destacar el papel que la literatura juega en el desarrollo personal del joven Jesús. En determinado momento conoceremos a Ramonín, librero comunista enfrentado a la intransigencia del régimen y, tras su caída, a la violencia constante ejercida por los miembros de Fuerza Nueva, el partido ultraderechista fundado por Blas Piñar. Este entrañable personaje proporciona libros a Chucho y a su padre, y es el responsable de ampliar las miras literarias del protagonista de la novela, quien se ve constantemente obligado a aumentar el número de estanterías de su biblioteca (algo con lo cual, probablemente, se identificará más de un seguidor de El Mar de Tinta).

Una gran novela

“Hotel Transición” fue galardonado con el Premio Unicaja de Novela “Fernando Quiñones” en la XVII edición del mismo. Algo que, tras leer el libro, resulta fácil de comprender. Jesús Ruiz Mantilla ha logrado combinar con gran maestría momentos nostálgicos, apuntes históricos, elementos típicos de la novela de aprendizaje y una buena dosis de ácida crítica hacia políticos, escritores y la Iglesia católica, entre otros receptores de los envenenados dardos lanzados por el autor santanderino.

Quien disfrute rememorando el pasado, o desee asomarse a una España que no llegó a conocer, hallará en “Hotel Transición” retazos de una época que nos redefinió cono nación. Pero, además, podrá disfrutar con la historia de una familia poco común, con la odisea personal de un joven inquieto y con la voz de la experiencia del hombre en que se convertirá más de cuatro décadas después. Un buen cúmulo de motivos por los cuales resulta altamente recomendable esta excelente novela, publicada por Alianza Editorial en su colección Alianza Literaria.

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