La chica del tren

Tras su apabullante éxito en el Reino Unido, llega a España “La chica del tren”. Una novela sólidamente construida en la que unos personajes ambiguos llevan vidas descarriadas. Paula Hawkins sorprende con una historia enrevesada, entretenida y audaz.

La editorial Planeta se ha hecho eco de este impecable debut. “La chica del tren” es una novela con un estilo único y una trama en la cual la falsedad envuelve la cotidianidad de la sociedad londinense actual. Los vecinos no volverán a verse igual.

Vistas desde el tren

Rachel es una mujer que a sus treinta y pocos años ya cuenta con una vida destrozada. Divorciada desde hace dos años, alcohólica y despedida de su empleo, todos los días coge el tren de las 8.04 y viaja a Londres, tal y como lo hacia cuando trabajaba. Desde la ventana del vagón vislumbra el barrio en el que vivía cuando se casó. Las calles son todas iguales, las casa  son todas iguales. Y todos los días contempla el hogar que compartió con Tom y que ahora está ocupada por la amante y el hijo de ambos. La vida no sonríe a Rachel. Se cachondea de ella.

Anna es joven, guapa y acaba de tener un bebé. Su familia es lo primero, amante esposa y madre. Junto a Tom tiene una vida plena. O casi. Las continuas llamadas de la exmujer de Tom, Rachel, totalmente ebria ensombrecen su vida de ensueño. Lo único que desea es estar junto al hombre de su vida. El hombre que abandonó a su esposa por ella. El padre de su hija.

Megan es una nueva residente del barrio en el que viven Anna y su perfecta familia. Acaba de contraer matrimonio con Tom y pronto descubre que la vida de casada es de todo menos emocionante. Atrás quedaron sus días de gloria como directora de una pequeña galería, las fiestas y la ropa cara. Ahora debe vivir en un barrio anodino, lleno de madres con bebés y sin ninguna distracción. Tal vez sentirse de nuevo deseada sea lo que necesita. Tal vez su psiquiatra, Abdic, sea una buena válvula de escape.

Las vidas de las tres mujeres pronto se verán mezcladas por un hecho fortuito. Desde el tren, Rachel ve una mañana a Megan besando a un hombre que no es su marido. Y al día siguiente, Megan desaparece sin dejar rastro.

La voz femenina

Paula Hawkins inició su andadura literaria en el género romántico bajo un pseudónimo. Tras el fracaso estrepitoso de su cuarta novela, todo parecía presagiar un abandono total de la pluma. Pero se lo pensó mejor y escribió “La chica del tren”, inspirándose en los viajeros del cercanías en el que ella misma se subía a diario. El éxito fue abrumador. La acogida por parte del público y la crítica, inmejorables. “La chica del tren” se convirtió en bestseller en pocas semanas. Y en El Mar de Tinta descubrimos el por qué .

La autora narra una historia a tres voces, pues tres son las protagonistas. Juega con los caracteres de tres mujeres muy diferentes entre sí, pero que comparten sentimientos de culpa y envidia. Rachel envidia la felicidad de Anna y su maternidad, apegándose al recuerdo del amor perdido por su adicción al alcohol, Anna envidia la vida “facil” de Megan y ésta la perfecta sintonía entre Tom y Anna. El amor no disfrutado, los celos y la mentira son tratados en la novela como eslabones en la trama. Todos los personajes son importantes, pero sin duda alguna son ellas las que tienen la voz cantante.

Para rizar el rizo, Hawkins plantea dos hilos temporales (¡atención a las fechas, amigo lector!) que se alternan a lo largo de la narración. Lo que sucedió antes de la desaparición de Megan y la propia desaparición, actuando esta última como punto de inflexión. Una técnica interesante que aporta mucha originalidad a la novela. Creemos que éste es un punto fuerte que gustará a los lectores.

Vidas descarriadas

[quote]“Es algo extraño, pero no dejo de pensar en ello. No me siento suficientemente mal. Sé de qué cosas soy responsable; soy consciente de todas las terribles que he hecho a pesar de no recordar los detalles, pero me siento distanciada de estos actos. Es como si los hubiese hecho otra persona”[/quote]

La infelicidad como resultado de la insatisfacción. En “La chica del tren” parece que ningún personaje consigue ser feliz del todo. Anhelan lo que no poseen o echan en falta lo que no han tenido. Todo es una gran mentira, como falacia es todo lo que rodea sus vidas. Esta visión sombría recuerda a los trabajos cinematográficos del gran Alfred Hitchcock o a la novelista Gillian Flynn. La cotidianidad, la vida familiar y de pareja, son el escenario perfecto para mostrar frustraciones y deseos rotos los cuales, en la mayoría de los casos, llevan al crimen.

“La chica del tren” cuenta con una puesta en escena excelente, una estructura original y un desenlace de película hitchkoniana. Ningún lector se sentirá decepcionado, aunque sí un poco asqueado frente a unos personajes que no tienen vías de escape satisfactorias. En este sentido, la historia rebosa amargura y pesimismo. También mucho realismo, gracias al estupendo manejo del lenguaje por parte de Paula Hawkins. Las palabras ganan fuerza y lucidez. Un excelente trabajo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *