Las estrellas, mi destino

Las reediciones suelen ser un síntoma de buena salud para muchas novelas. En el caso de la editorial Gigamesh, éstas se llevan a cabo de forma selectiva. Y bien seleccionadas están. “Las estrellas, mi destino”, publicada en 1956, es considerada por muchos expertos la primera novela cyberpunk del panorama literario. Su autor, Alfred Bester (1913-1987), no fue muy prolijo en su producción, pero sin duda dejó hermosas distopías para la posteridad.

Viajes temporales, paranoia, saltos en el espacio. “Las estrellas, mi destino” tiene todo lo bueno de la ciencia ficción más pura. Sin perder un ápice de lozanía, el lector disfrutará de un universo futurista plagado de androides y humanos desequilibrados que pugnan por sobrevivir en un mundo sin barreras físicas. Puro deleite para los sentidos.

Perdido en el espacio

El mundo en el que ha nacido Gully Foyle se ha abierto por completo al espacio exterior. La última frontera para el hombre ya no es un mito. Los viajes espaciales son una realidad diaria, así como el comercio con nuevas energías. Se han conseguido romper las barreras espaciales gracias a la capacidad del ser humano para trasladarse de un sitio a otro o “jauntear”. Un mundo ordenado y organizado por grandes empresas e intereses individuales, que no dudan en realizar lobotomías a quienes se saltan las normas establecidas.

Pero Gully Foyle se las va a saltar y de manera brutal. Como único superviviente de una expedición interplanetaria, se ve obligado a sobrevivir durante días en la nave, a la deriva y sin posibilidad de regresar. Una nave del rico empresario Presteign pasa a su lado, ignorando su llamada de auxilio. A partir de ese momento, el tigre salvaje que Foyle lleva en su interior sacará las garras clamando venganza.

Saltos espaciales o jaunteo

La novela de Alfred Bester nos ha sorprendido gratamente. En El Mar de Tinta estamos siempre atentos a las novedades, pero de vez en cuando echamos la vista atrás y redescubrimos talentos olvidados. Este es el caso de “Las estrellas, mi destino”. Publicada en 1956 (en España, en 1970), tuvo una acogida excelente entre el público. Bester no era un desconocido, pues tres años antes había ganado el Premio Hugo con “El hombre demolido”. Fueron sus dos grandes éxitos. Lamentablemente, no se repitieron, y Alfred Bester se dedicó exclusivamente a los guiones televisivos y cinematográficos.

[quote]Presteign había preferido sirvientes humanos, pero los androides y los robots sabían guardar secretos[/quote]

En la novela se hallan presentes dos temas recurrentes de Bester: los viajes en el tiempo y sus consecuencias y la inteligencia artificial. En este caso, los viajes se efectúan de forma espacial, más que temporal. Esta super capacidad humana (jaunteo) alienta al autor para reflexionar sobre las relaciones entre los individuos y la presión de un estado totalitario. Un mundo sin fronteras físicas que se empeña en ponerlas entre las personas. Podemos decir que la novela de Bester se enmarca en un estilo más serio y reflexivo que otras obras del género. La ciencia ficción se doblega frente a la importancia del hombre como tal. No es sólo filosofía lo que el lector encontrará en “Las estrellas, mi destino”. Estamos hablando de ciencia ficción, así que la aventura está también muy presente. Alfred Bester tiene una enorme facilidad para llevar al lector de un escenario a otro sin perder vivacidad e interés. Es una novela ágil, profunda, de gran dinamismo y riqueza.

Los personajes son muy atractivos, oscuros e interesantes. El protagonista, Foyle, sufre una transformación tras verse ignorado por aquellos que deberían tenderle la mano. De la simplicidad, da un paso adelante y se transforma en un ángel exterminador con la cara tatuada. En su camino a la perdición se ve rodeado de diferentes personas que, a su manera, tratarán de detenerle y evitar la destrucción total.

[quote]No puedes aceptar la vida tal como es. Te niegas. La atacas, tratas de adaptarla a tus reglas, atacando y destruyendo cualquier cosa que se interponga en tu desquiciado camino.[/quote]

Selecta ciencia ficción

Reinventarse o morir. Esta parece que fue la máxima vital de Alfred Bester. Es una pena que no todas sus novelas funcionasen tan bien como “Las estrellas, mi destino” o “El hombre demolido” (1953). Sin duda el tiempo le ha hecho envejecer de buena manera. Su plasmación de un futuro en el que las máquinas y el hombre habitan en perfecta simbiosis se aprecia en Arthur C. Clark y su estupenda “2001. Una odisea espacial” (1968). Bester quedó eclipsado por C. Clark, autor mucho más prolífico y con un afán más científico a la hora de describir realidades espaciales.

Aún así, a Alfred Bester hay que reconocerle su importantísima influencia en el fenómeno cyberpunk. A día de hoy, resulta sorprendente que una novela tan añeja haya envejecido tan bien. El lector no notará el paso del tiempo en sus páginas y, estamos seguros de ello, disfrutará de una lectura interesante que le hará pensar.

2 respuestas a «Las estrellas, mi destino»

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