Emily, la de Luna Nueva

La propia Lucy Maud Montgomery admitió en su día que prefería escribir sobre personajes muy jóvenes o muy ancianos. Su talento a la hora de crear heroínas de corta edad es innegable y, gracias al mismo, podemos disfrutar con las aventuras de la encantadora Ana Shirley, la creación literaria más famosa de la autora canadiense.

Pero no fue Ana la única niña protagonista de las historias imaginadas por Montgomery. Entre otros personajes menos conocidos que la pelirroja y locuaz Shirley, destaca Emily Starr, protagonista de una trilogía cuyo primer volumen es “Emily, la de Luna Nueva”. Una hermosa novela que nos permite regresar, una vez más, a la idílica Isla del Príncipe Eduardo.

Emily en Luna Nueva

Tras la muerte de su padre, la pequeña Emily (quien ya era huérfana de madre) se traslada a vivir con unos parientes maternos a la vieja casa familiar de los Murray, Luna Nueva. Allí, convivirá con su tías Elizabeth y Laura (tremendamente estricta la primera, amable y cariñosa la segunda) y con su peculiar tío Jimmy (quien no es del todo “normal” tras caerse a un pozo cuando era niño).

La vida en Luna Nueva no será fácil al principio para la pequeña Emily. Su tía Elizabeth, incapaz de entender a su sobrina, se convertirá en una figura autoritaria y restrictiva con quien la joven protagonista de la novela discutirá con frecuencia. Afortunadamente su tía Laura y su tío Jimmy estarán allí para suavizar las cosas.

Poco a poco, Emily irá considerando a Luna Nueva como su hogar, al tiempo que la nostalgia por la casita en la cual vivió con su padre va disminuyendo. Lo que no se reducirá es su amor por el hombre con quien compartió los primeros años de su vida. Su padre se convertirá en el destinatario de un buen número de cartas que la muchacha escribirá (con abundantes faltas de ortografía al principio) para contarle hasta el más mínimo detalle de su nueva vida.

La importancia de la amistad

Los amigos que Emily hará en su nuevo hogar jugarán un papel muy importante a la hora de lograr que la protagonista de “Emily, la de Luna Nueva” soporte mejor los malos momentos vividos con su tía Elizabeth y con su otra mayor “enemiga”, la señorita Brownell, su profesora en la escuela. Será precisamente en el colegio donde conozca a su primera mejor amiga, Rhoda, quien no tardará en revelarse como una joven falsa y superficial, interesada únicamente en codearse con un miembro de la familia Murray.

Afortunadamente, Emily no tardará en encontrar tres amigos de verdad. Por un lado tenemos a Ilse, una muchacha de espíritu libre que carga con la pena de sentirse rechazada por su padre después de que su madre les abandonase a ambos. Luego está Teddy, un joven dotado de un gran talento para el dibujo el cual vive asfixiado por el amor de su madre, quien no está dispuesta a compartirle con nadie de buen grado. Por último tenemos a Perry, mozo de faenas en Luna Nueva, un chico valiente y ambicioso, decidido a convertirse algún día en Primer Ministro de Canadá.

Afinidades con Ana Shirley

Lucy Maud Montgomery inició la escritura de los libros protagonizados por Emily Starr tras haber dedicado ocho novelas a narrar la vida de Ana Shirley, desde su niñez hasta su  madurez. Al crear a Emily, la escritora canadiense quiso volver a presentar a sus lectores a una niña muy especial, y lo hizo incluyendo en el proceso abundantes elementos de su propia biografía, tal y como ocurriera con las historias protagonizadas por Ana.

Así, cualquier lector que conozca a la protagonista de “Ana, la de Tejas Verdes”, reconocerá enseguida las numerosas similitudes existentes entre la pelirroja Ana y la morena Emily. La primera de ellas, evidentemente, es su condición de huérfanas, si bien a Ana no le costó tanto conquistar el cariño de Marilla Cuthbert como a Emily hacer lo propio con su tía Elizabeth.

Ambas son jóvenes vitales e inquietas, enamoradas de la naturaleza y dotadas de mentes imaginativas en perpetua ebullición. Las dos son buenas estudiantes y desean poder ganarse la vida por sí mismas, sin depender del apoyo económico con el cual cuentan en sus hogares adoptivos. Y tanto Ana como Emily son voraces lectoras, además de compartir la necesidad de escribir tanto historias como poemas, algo que resultará sumamente importante a la hora de cumplir sus planes de futuro.

Una novela maravillosa

“Emily, la de Luna Nueva” es una novela deliciosa cuya lectura nos hace viajar en el tiempo, a una época en la cual la vida era mucho más sencilla y las personas tenían unos valores sólidos. Lamentablemente, cada día cuesta más encontrarlos en este convulso siglo veintiuno. La capacidad de Lucy Maud Montgomery para pintar con palabras una serie de hermosos paisajes nos permite, además, visualizar la inmensa belleza de la isla en la cual nació.

Emily Starr es, al igual que Ana Shirley, un personaje fascinante e inolvidable, una de esas raras creaciones literarias que ocupan por siempre un lugar muy especial en el corazón del lector. En El Mar de Tinta agradecemos sinceramente a El Toromítico su loable línea editorial, gracias a la cual podemos disfrutar de nuevas y excelentes ediciones de las obras de la autora canadiense.

Con una cuidada traducción de Esther Cruz Santaella y hermosas ilustraciones de Sara Lago y Antonio Cuesta, “Emily, la de Luna Nueva” es una novela que encantará a quienes ya conozcan a su autora. Por supuesto, en el caso de que sea la primera toma de contacto del lector con el universo de L. M. Montgomery, estamos convencidos de que la lectura de este libro funcionará como una perfecta introducción a la obra de de esta escritora.

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