Los que sueñan

Elio Quiroga gana el XII Premio Minotauro con “Los que sueñan”. Una novela de ciencia ficción ambientada en un futuro distópico en el cual un salto tecnológico fomenta la revolución social. El autor juega con la frontera entre la vida y la muerte, brindando una inquietante reflexión sobre el potencial de la innovación y la simbiosis entre instituciones y aspectos inherentes a nuestra condición humana.

Apartados del mundanal ruido y con la posibilidad de trabajar desde casa, Dante Tejera y su mujer disfrutan junto a su hijo de una vida tranquila en su casa en el campo. Aunque su rutina se desarrolla con cierto hermetismo deseado, los tres parecen disfrutar de esta existencia modesta, colmada de comodidades y rituales deliciosos como el que los reúne en el salón cada tarde para ver una película.

Salvación cuántica

En las primeras páginas de «Los que sueñan» se suceden una serie de escenas cotidianas en capítulos breves que destilan un carácter ingenuo. Todo parece normal, incluso excesivamente idílico. Salvo por una cosa, una esquina en el techo de la cocina que representa algo que no puede existir y de lo que Dante siempre se olvida.

Lo que sigue es un relato tejido en clave de literatura de terror. Pero dura poco. El autor se permite un giro radical y nos vuelca en un mundo futuro donde el desarrollo de un ordenador cuántico ha permitido que, tras su muerte, las personas vivan en un entorno virtual. Desde que, años atrás, la compañía Alpha ofertara por vez primera sus servicios, el mundo se fue vaciando progresivamente. El revolucionario producto se popularizó con un término que apelaba a la tradición religiosa: se trataba de cielos virtuales, entornos en los que las personas experimentarían casi cualquier cosa, siempre y cuando pudieran pagar el diseño. Pero había un inconveniente: debido a las propiedades del entrelazamiento, para vivir en el ordenador cuántico era necesario morir físicamente.

Lo que en un principio se vio como una opción para enfermos terminales, comenzó a abrazarse como la oportunidad de vivir eternamente, entregarse a particulares placeres o encontrarse con seres queridos. En una San Francisco abandonada, Dante se lamenta de una situación de la cual, en cierto modo, es parte responsable. El mundo real, asolado por una guerra de religiones, en un contexto en que la salvación del alma se firmaba por contrato, se tornaba un lugar cada vez más inhóspito. Cada vez fueron más los que decidieron entrar en el sistema.

Festival de géneros

Elio Quiroga compone esta magnífica obra intercalando géneros. Lo que empieza como relato de terror, termina convirtiéndose en literatura prospectiva. La novela se despliega en un esquema próximo al ciberpunk, ambientada en un futuro distópico donde la tecnología ha desatado viejos demonios con más fuerza que nunca, conduciendo a la sociedad al colapso.

El protagonista, un atormentado Dante, coautor de la tragedia que se desarrolla a escala planetaria, vaga en vida por un purgatorio que no guarda relación alguna con el mundo que le vio crecer. Desterrado por su propio odio, nacido de una traición en su círculo más íntimo, que se ha llevado todo aquello por lo que merece la pena vivir.

Pero el juego no termina ahí. Aún en el grueso del relato se alternan algunos capítulos que responden al formato de extractos de noticias u otros ensayos ficticios. Aunque lo más llamativo está por llegar: en el interior de “Los que sueñan” nos espera otro libro, escrito por su protagonista Dante Tejera, en clave de ensayo científico. Elio Quiroga desarrolla en él la filosofía que ha llevado a su personaje al momento que se relata en la novela, y cuyas consecuencias han conducido a un apocalipsis no deseado. Un punto de inflexión que, si no conlleva la extinción, supondrá al menos un cambio irreversible.

Revolución espontánea

“Los que sueñan” nos plantea un escenario donde la vida y la muerte se difuminan, y las religiones de salvación han de quitarse la máscara por mantener sus estructuras de poder e influencia sobre la población. Presenta una visión crítica de las instituciones religiosas, corrompidas hasta la médula y completamente vehementes, llevando al límite el viejo lema de «el fin justifica los medios», aun tras haber abandonado cualquier contenido y legitimación ideológica.

Sin embargo, la novela también desata la alarma ante una tecnología imprevisible. Lo que en principio se presenta como un programa multidisciplinar entre medicina y tecnología de la información, con la firme finalidad de alcanzar la cura de ciertos desequilibrios cognitivos. Se desarrolla colateralmente en una fórmula de gran calado social. De un modo similar a cómo Internet, tras haber sido precedida primero por versiones de exclusiva aplicación militar y después científica, extendió sus zarcillos hasta abrazar la mayor parte de aspectos de nuestra vida cotidiana, la computación cuántica encuentra en Alpha un sumidero que la catapultará en pocos años al estatus de tecnología más influyente del planeta.

De repente, la sociedad no se reconocería a sí misma sólo cinco años atrás. Los muertos pueden seguir hablando con los vivos con total naturalidad, y uno puede programar una muerte asistida e indolora para reunirse con sus parientes en un entorno lleno de posibilidades. Abolidas las fronteras de la propia finitud, la humanidad camina por un sendero completamente nuevo, en que la viejas ideologías, gestadas en la sopa del miedo y la ignorancia en una suerte de infancia de especie, no parecen tener cabida.

Sobre el autor

Elio Quiroga no es un completo desconocido hasta el momento en que es galardonado con el Premio Minotauro 2015 por la autoría de la novela que nos ocupa. Había publicado antes otros títulos como “El Despertar”, “Los Códices del Apocalipsis” o “Idyll”.

Es, además de escritor, guionista y director de cine. Y es en la esfera del séptimo arte donde podemos encontrar largometrajes que llevan su sello, como “Fotos”, por el que el autor ha ganado el premio al Mejor Guión y una Mención Especial del Jurado en Sitges; “La Hora Fría”; o “No-Do”. Pero también el documental “The Mystery of the King of Kinema”, que obtuvo una Mención Especial del Jurado en el Festival de Cine de Gijón; o los cortometrajes de animación “Home Delivery” y “Me llamo María”, preseleccionado para los Oscar en 2011. Asimismo, Quiroga fue nominado al premio Goya por su corto documental con título: “El Último Minutero”.

Con “Los que sueñan”, el autor ha logrado una novela con alma de clásico. Una distopía inteligente que plantea una ruptura radical con los esquemas tradicionales del mundo que beben directamente de nuestra condición biológica.

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