Crónicas de Jerusalén

La compleja y difícil realidad del devenir diario del conflicto palestino-israelí  desde los ojos de un occidental que aparece en el escenario casi sin quererlo. Testigo directo e imparcial de la vida de la calle, Delisle  usa éste cómic como bloc de notas en los que traza apuntes al natural de los personajes y situaciones que se va encontrando en su deambular por las calles de  Jerusalén, Tel-Aviv y los territorios ocupados.

Los libros de viajes son tan antiguos como la misma literatura, y tenemos la suerte de encontrarnos con autores que continúan tan hermosa tradición pero encuadrada en viñetas. “Crónicas de Jerusalén” (Astiberri, 2011)  es un diario de viaje de alguien que observa cuanto se mueve en su cercanía y se lo cuenta después a un amigo. Sin prejuicios y sin frenos, Guy Delisle pinta lo que ve y escribe lo que siente sin juicios de valor metafísicos ni prolijos análisis históricos o sociológicos.

Comprar el pan, tomar una copa, reunirse con los amigos o llevar a los niños al colegio son actividades diarias que hacemos casi sin notarlo, pero que pueden tomar una dimensión mucho más problemática si nuestra vida transcurre en un país en estado de guerra semipermanente. Y Delisle, como actor principal, nos enseña como quehaceres tan triviales pueden convertirse en completas odiseas para muchos y, a la vez, de qué forma se tornan en cotidianas situaciones que en nuestro primer mundo consideraríamos atroces.

Periodismo costumbrista

Es ése el principal valor de “Crónicas de Jerusalén”. Delisle juega a transformarse en relator de costumbres pero sin filtrarlas. Simplemente abre la ventana y nos hace asomarnos a la calle muestrándonos lo que acontece tal cual. Rara vez opina. En la narración de sus tribulaciones con integristas religiosos, militares, funcionarios de la ONU y con simples ciudadanos de ambos lados se muestra plano y equidistante. De ésta forma, es el lector el que puede formar su propia versión de lo que ocurre y obtener sus propias conclusiones.

Para ello se sirve de un estilo ligero, sencillo. El esquematismo de sus dibujos casa perfectamente con el espíritu con el que quiere llenar la obra. Si en otra gran obra sobre el mismo tema (“Palestina”) Joe Sacco usa un dibujo violento y ácido acorde con la dureza del relato, Delisle más que dibujar bosqueja, apunta. Cada plancha del libro es un fresco ágil que no distrae del contenido  y nos permite viajar entre viñetas como si visionáramos un documental.

Divina Hierosolyma

La lectura es rápida, con ritmo, y no exenta de momentos divertidos. El libro, publicado por  Astiberri Ediciones el pasado año 2011,  no tiene una continuidad argumental al uso, sino que usa un leve hilo conductor para que los hechos narrados contengan una mínima coherencia interna. Empero, aún sin ese pequeño nexo, la historia funcionaría igualmente. Sin el pretexto de encontrarse en Jerusalén acompañando a su esposa (miembro de Médicos Sin Fronteras), la existencia de la ciudad y sus habitantes llevaría por sí misma la narración por buen camino.

Los controles policiales y cacheos continuos, las restricciones de movimiento, las prohibiciones obsesivas, las rencillas entre confesiones por el Santo Sepulcro, las pequeñas y grandes historias de cada individuo aparecen como pequeños capítulos enla obra. Capítulos que a veces tienen continuidad y a veces se quedan atrás, pero siempre sumando al conjunto.

Crónicas de Delisle

El canadiense Guy Delisle, animador de profesión, ha alcanzado fama mundial con sus novelas gráficas. En ellas trabaja  como narrador de la vida diaria de los lugares en los que se ve obligado a vivir siguiendo los pasos de su esposa en la ONG MédicosSinFronteras. La primera de ellas “Shenzen” vio la luz en el año 2000 y le siguieron “Pyongyang” (2003), “Crónicas birmanas” (2008) y la que nos ocupa “Crónicas de Jerusalén” (2011).

La mirada limpia de este autor lo hacen especialmente recomendable para quién quiera, amén de pasar un rato divertido, conocer una parte de nuestro mundo a la que difícilmente podrá acceder al estar al margen de lo que los mass media nos ofrecen sobre ésos lugares y sus gentes.

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