Desconexión

Anaya repite editando otro título de Neil Shusterman y, de nuevo, con gran acierto: “Desconexión”. Tras “Everlost” y “Everwild” el autor norteamericano regresa con una saga de ciencia-ficción juvenil sorprendente por su profundidad y desarrollo. Si tuviesen la oportunidad de desconectar a sus hijos, ¿cuál sería su decisión? Una novela adictiva ganadora del ALA Best Book for Young Adults y el Quick Pick for Reclutant Young Adult Readers.

Estados Unidos ha sufrido una guerra civil y tras el conflicto, los dos bandos firman un Tratado Vital: la vida de los menores es inviolable hasta los trece años. Desde esta edad hasta los dieciséis, los progenitores podrán decidir si quieren abortar la vida de sus hijos o dejar que siga adelante. Lev, Risa y Connor no han tenido tanta suerte como otros muchachos de su edad: ahora son desconectables.

Objetivo: sobrevivir

Los tres protagonistas de esta novela tienen que cumplir el mismo funesto cometido. Sus órdenes de desconexión ya han sido firmadas y serán transportados junto a otros cientos de desconectables hacia la Cosechadora. En estos centros, sus cuerpos pasarán al estado diviso, y sus órganos pasarán a formar parte de otros seres humanos. Seguirán vivos, pero ya no como individuos con conciencia propia.

¿Cuán de funesta es su suerte? ¿Mejor acabar los días como un desecho humano o que alguna parte de su cuerpo sea aprovechada correctamente? Los desconectables no tienen la respuesta a estas preguntas, pero sí saben lo que deben hacer: aferrarse a la vida y alcanzar como sea la mayoría de edad, cueste lo que cueste.
Comenzará así una aventura repleta de acción, peligros y misterio para nuestros tres protagonistas, en su lucha por escapar de su destino.

Distopía y ciencia-ficción

“Desconexión” no es la primera (ni será la última) novela distópica actual pensada para un público juvenil. Hoy en día, la ciencia-ficción se ha puesto de moda y la cantidad de títulos es prácticamente interminable. Desafortunadamente, son mayoría las novelas que utilizan el escenario post-apocalíptico para narrar historias insípidas y facilonas, cojas de argumento o repletas de romance insulso.

Si se es lector avezado, es muy complejo encontrar títulos que superen distopías clásicas como “Un mundo feliz” “1984” o “Farenheit 451”. Son, indudablemente, obras que juegan en una liga muy diferente a las novelas juveniles o crossover que ahora inundan las librerías y que tanto éxito cosechan. Sin embargo, éstas últimas deberían tener un mínimo de calidad, sobre todo teniendo en cuenta que van dirigidas a un público joven todavía en formación, sirviendo de puente hacia lecturas más complejas.

“Desconexión” es, (aplaudimos a Shusterman por ello) una obra digna, de ritmo ágil pero no simple que, además de entretener, hará reflexionar al lector sobre el mundo en el que vivimos y sus múltiples posibilidades de futuro. Es esta una novela constructiva, con numerosos giros argumentales y grandes interrogantes filosóficos, religiosos y éticos.

Una premisa bien planteada

Además de la narración en presente (en tercera persona), el autor alterna inteligentemente distintas voces, enlazando cada historia personal con las demás, concibiendo un tono cuidado y realista. A diferencia de otros títulos del mismo género, Shusterman ofrece al lector una visión amplia y detallada del mundo distópico en el que se contextualiza la trama, y esto hace que la novela adquiera una profundidad y complejidad que brilla por su ausencia (con demasiada frecuencia) en el género juvenil.

Así, con un escenario debidamente contextualizado, la historia fluye y mantiene nuestro interés a medida que avanzamos en la lectura. Los personajes también son más complejos y resultan harto convincentes, todos ellos con sus virtudes y defectos, sus miedos, inseguridades… Siendo ésta una novela de adolescentes en situaciones extremas, que sus protagonistas estén a la altura en cuanto a complejidad es necesario para conservar el interés y el tono dramático del libro.

Una prueba de que el escritor no deja cabos sueltos la encontramos en la manera de hilar el argumento, aportando al comienzo de algunos capítulos textos científicos verídicos, noticias sobre tráfico de órganos e incluso un particular anuncio de Ebay (que dejará a más de uno atónito).
Inquietante posibilidad

El futuro imaginado por Neal Shusterman no se aleja tanto de nuestro mundo actual. El avance de la ciencia, sobre todo en la medicina, hace que el planteamiento de este autor resulte muy inquietante. Los lectores llegarán a las últimas páginas intrigados por los acontecimientos venideros (pues “Desconexión” es el primer tomo de una trilogía, cuya continuación ya está disponible en su idioma original: “Unwholly”), pero también planteándose las posibilidades de que el tráfico de órganos masivo, la posibilidad de ser joven eternamente, acabe convirtiéndose en una realidad y cuáles serían sus consecuencias.

La religión y la protección de sus ingentes beneficios, se encuentra presente en “Desconexión”. Del mismo modo que en la sociedad contemporánea (y a través de los siglos), en la distopía observaremos como la Iglesia manipula a sus fieles a favor de la Desconexión, siempre en pos de sus intereses, distorsionando la fe para su provecho.

Shusterman consigue así introducir los grandes interrogantes de los que hablábamos anteriormente: los designios de Dios, la fe, la existencia del alma, la muerte… El escritor despliega sobre la mesa todas las contradicciones intrínsecas al ser humano, la eterna batalla entre la ciencia, la ética, los derechos fundamentales y el libre albedrío. Todo ello en una narración original y absorbente de principio a fin exponiendo un mañana realmente aterrador.

Esperando “Unwholly

En El Mar de Tinta no sabemos si aguardar ansiosos la segunda parte de la trilogía o contentarnos con el buen sabor de boca dejado por “Desconexión”. El libro podría ser perfectamente autoconclusivo (aunque dejando muchos interrogantes abiertos, cosa que no nos parece mal en absoluto) y tratar de alargarlo es arriesgado.

Siempre se dice que las segundas partes nunca fueron buenas, pero conocemos bastantes casos en los que esta norma no se cumple. Confiamos en que Neal Shusterman se haya mantenido a la altura con “Unwholly”, regalándonos una novela tan entretenida o más que su predecesora.

No podemos terminar esta reseña sin hacer un breve y último apunte sobre la edición de Anaya: en formato bolsillo, con tapa blanda con solapas y portada misteriosa. Un volumen más que atractivo que ningún joven lector o aficionado al género de ciencia-ficción debería perderse.

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