El hombre de tiza

La ópera prima de C. J. Tudor llegaba a las librerías de nuestro país el pasado mes de mayo con una gran promoción por parte de su sello Plaza & Janés. La escritora inglesa nos presenta en su primera novela un thriller cuya trama se construye con numerosos flashbacks, desgranando la historia poco a poco para mantener despierto el interés del lector.

Eddie tenía sólo 12 años cuando encontraron el cadáver de una muchacha en el bosque cercano al pueblo de Anderbury. Un sencillo juego de niños, los mensajes escritos con tiza en las aceras, les llevará a Eddie y sus amigos a descubrir el cuerpo sin vida enterrado entre la hojarasca. Treinta años después, los sucesos de aquel verano de la década de los 80 reflotan, en forma de una carta anónima con un contenido perturbador.

Retorno al pasado

En “El hombre de tiza”, Tudor nos presenta a un Eddie ya adulto, de mediana edad, introvertido y solitario. Será él el narrador de esta historia, y de su mano regresaremos al pasado para conocer los acontecimientos sucedidos durante su infancia.

Así es como la autora nos presenta las piezas de este puzle oscuro, intercalando los recuerdos de infancia del protagonista y el asesinato ocurrido treinta años antes (año 2016). Con tintes nostálgicos y oníricos, la trama consigue captar la atención del lector con algunos giros sorpresivos cuyo objetivo es alargar la tensión hasta el desenlace. El ritmo es rápido, con la oscilación que aporta la narración presente y la de los recuerdos, y aunque se lee con facilidad, no acaba de alcanzar nuestras expectativas.

Más vale malo conocido…

La vitola que abrazaba la preciosa edición de Plaza y Janés, alberga una escueta crítica de la mano de Stephen King sobre la obra. El autor norteamericano asegura en ella que si el lector disfruta con su obra, la novela de C.J. Tudor le entusiasmará. No podemos negar que el parecido con algunas de las obras de King es más que notable. No sólo en la trama y el escenario, sino también en el tratamiento de los personajes, sus historias personales y el manejo de las analepsis. Leer “El hombre de tiza” nos remite irremediablemente a la redonda “It” con la que mantiene evidentes paralelismos. Desafortunadamente, en cuanto a calidad y originalidad se acerca más a las últimas obras de King, mucho más insípidas (aunque entretenidas), como por ejemplo “Joyland”.

Dejando de lado que King es más escritor de terror que de thriller, C.J. Tudor pretende, a la inversa, teñir su novela de misterio con el color de las pesadillas. En nuestra modesta opinión, se queda algo corta, resultando una novela de misterio “ligera” frente a otros títulos más elaborados. Aunque la premisa de “El hombre de tiza” prometía, la trama pierde fuelle alrededor de la mitad del libro y su final se nos antoja un tanto precipitado e inconsistente.

Lectura light

Pese a que el desenlace no está a la altura de las expectativas generadas, sabemos que esta novela enganchará a un buen número de lectores, ya sea por la trama de asesinatos, la ambientación ochentera o por su atractivo título y edición. La presentación del volumen por parte de Plaza y Janés nos ha parecido un acierto, con su tapa dura y la sobrecubierta manchada de tiza. Asimismo, la novela es corta, sencilla de leer y perfecta para desconectar un buen rato del día a día. Tudor consigue que visualicemos de manera nítida los diferentes escenarios y protagonistas, y nos mantiene entretenidos durante toda la obra, aunque no logre entusiasmarnos.

Siendo esta su primera novela, seguiremos de cerca la trayectoria de esta escritora, pues esperamos que consiga, en futuros trabajos, encontrar el equilibrio perfecto y la originalidad que hemos echado en falta en “El hombre de tiza”.

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