El último pasajero

Hay vida más allá de los zombis. Carlos Sisí lo dejó bien claro con “La hora del mar” y con Panteón”, flamante ganadora del último Premio Minotauro. Y ahora es Manel Loureiro, quien comparte con Sisí haber creado una trilogía protagonizada por muertos vivientes de gran éxito, el encargado de demostrarnos que el talento trasciende subgéneros.

Ya en su día, mientras disfrutábamos con el tríptico “Apocalipsis Z”quedó bien claro que la fuerza narrativa de Loureiro mejoraba libro tras libro. Hemos tenido que esperar dos años, pero al fin ha aparecido en todas las librerías “El último pasajero”, en una excelente edición de Planeta la cual deja bien patente la gran apuesta que la editorial ha realizado por la nueva novela del autor pontevedrés.

El misterio del Valkirie 

1939. El viejo buque de transporte Pass of Ballaster se encuentra con un inmenso banco de niebla en mitad del Atlántico Norte. Una niebla anormalmente espesa y fría, que afecta a los instrumentos de a bordo y sume a la tripulación en un estado de nerviosismo y temor irracional. Pero si la niebla es extraña, más sorprendente todavía es lo que cobija en su interior: el Valkirie, un enorme trasatlántico alemán a la deriva. Cuando unos marineros del Pass of Ballaster suban al barco percibirán una presencia oscura y maligna en su interior, y descubrirán que la única persona a bordo es un bebé de escasos meses.

Hoy. La periodista de origen español Kate Kilroy recibe el encargo de investigar al millonario Isaac Feldman para averiguar por qué ha gastado una enorme cantidad de dinero en adquirir y restaurar el Valkirie, olvidado en un depósito naval durante décadas después de haber sido remolcado a Inglaterra por el Pass of Ballaster. Tras una breve investigación, Kate acabará descubriendo que Isaac Feldman pretende reproducir el viaje inaugural del Valkirie por razones personales, y la joven periodista tendrá la oportunidad de unirse a un pasaje formado en su mayoría por científicos y personal de seguridad. Durante la travesía, la verdadera naturaleza de lo que se oculta en el buque acabará por revelarse, y los pasajeros y tripulantes del trasatlántico habrán de enfrentarse tanto a un horror sobrenatural como a la amenaza de cierta organización nazi que pretende que el Valkirie realice un viaje con un objetivo muy distinto al planeado por Feldman.

Horrores marinos

El mar siempre ha sido una fértil fuente de horrores de todo tipo. Innumerables criaturas surgidas de la imaginación de grandes autores como H. P. Lovecraft o William Hope Hodgson acechan bajo las aguas, al tiempo que pueblan las pesadillas de incontables lectores. Pero el horror no sólo mora en las profundidades del océano: también se encuentra en los navíos que surcan los siete mares. Barcos que, en más de una ocasión, han aparecido flotando a la deriva sin tripulación ni indicio alguno que permita aventurar qué ocurrió en ellos.

Con el Valkirie, Manel Loureiro realiza un nuevo aporte a una tradición de “barcos fantasma” que cuenta con ilustres precedentes, tanto ficticios como reales. Entre los últimos, destaca el famoso Mary Celeste, inspirador de numerosos relatos a lo largo de más de un siglo. No obstante, hay muchos otros navíos célebres hallados en su día completamente desiertos, algunos de los cuales cita el autor en su novela, como el James B. Chester o el Ellen Austin.

Reminiscencias del Overlook

A Manel Loureiro se le ha denominado en alguna ocasión “el Stephen King español”. Ignoramos si el autor gallego estará de acuerdo con tal etiqueta, pero resulta evidente que comparte con el gran escritor norteamericano su talento narrativo y la capacidad de atrapar la atención del lector desde la primera página, casi obligándole a devorar sus libros de un tirón.

En El Mar de Tinta apreciamos algo que podría entenderse como un cierto homenaje a una de las obras maestras de King, la cual a su vez originó una de las películas más aterradoras y fascinantes de Stanley Kubrick. En “El resplandor”, novela y película, el hotel Overlook es un personaje más, y su interacción con el atormentado escritor Jack Torrance da pie a varias escenas en las cuales el vacío establecimiento aparece plagado de presencias del pasado. Algo similar podemos ver en el Valkirie, ya que la oscuridad agazapada en su interior propicia una superposición entre pasado y presente que afecta de un modo terrible al pasaje.

Quizá se trate de una coincidencia, o quizá no. Sea como fuere, este nexo entre “El resplandor” y el “El último pasajero” nos parece fascinante, y es uno de los elementos más interesantes de la trama de la novela que nos ocupa.

Éxito más allá de nuestras fronteras

Retomando el paralelismo entre las carreras literarias de Manel Loureiro y Carlos Sisí, resulta curioso comprobar cómo ambos han puesto su proverbial pica en Flandes al otro lado del Atlántico. Sisí consiguió ver publicado “Los caminantes” (retitulado The Wanderers) en Estados Unidos, donde obtuvo una excelente acogida. Y Loureiro hizo lo propio con Apocalypse Z: the Beginning of the End, la versión en inglés de su primera novela, a la que en breve seguirá Apocalypse Z: Dark Days.

El éxito obtenido por Manel Loureiro tanto en España como en otros países (su obra se ha traducido a más de diez idiomas) es fácil de comprender. Nos encontramos ante un escritor brillante, en cuyas obras da vida a personajes sumamente carismáticos que protagonizan unas tramas fascinantes. “El último pasajero” es una buena muestra de todo ello, una historia en la cual Loureiro da lo mejor de sí mismo para ofrecernos la que es, hasta la fecha, su mejor novela. Una novela que recomendamos encarecidamente desde El Mar de Tinta, convencidos de que se trata de una de las mejores narraciones terroríficas aparecidas en nuestro país en lo que llevamos de año.

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