En la piel del asesino

Los monstruos existen, viven entre nosotros y pasan completamente desapercibidos. No se trata, por supuesto, de criaturas de ficción como vampiros, licántropos o muertos vivientes. Los monstruos a los cuales nos referimos son seres humanos, personas de apariencia normal que encierran en su interior a una bestia sedienta de sangre.

La figura del asesino en serie lleva mucho tiempo formando parte del imaginario colectivo. Y, si bien hubo ejemplos anteriores, probablemente fue Jack el Destripador el primero de una larga lista de despiadados criminales cuyos macabros actos, magnificados por unos medios de comunicación ávidos de sensacionalismo, han sido analizados por expertos criminólogos hasta el más mínimo detalle. Jamás se supo (ni, quizás, se llegue a saber) quién fue realmente el verdugo de prostitutas de Whitechapel, pero hay muchos otros monstruos con aspecto humano cuyas identidades y circunstancias vitales sí se conocen en profundidad. Ellos son los terribles protagonistas de “En la piel del asesino”.

Catálogo de monstruos

El libro firmado por Elena Merino nos ofrece la semblanza de más de treinta asesinos múltiples de todas las épocas, aunque quienes más abundan son aquellos que cometieron sus crímenes en el pasado siglo veinte. Y, como se nos advierte desde el primer momento, el viaje por el lado más oscuro de la mente humana que la autora nos propone , salpicado de actos de una crueldad difícil de asimilar, no es apto para estómagos sensibles.

Cada uno de los capítulos de “En la piel del asesino” se divide en dos partes. La primera de ellas (la más extensa) recorre la trayectoria vital del criminal en cuestión, desde su niñez hasta, llegado el caso, el momento de su muerte. En este apartado, el lector tendrá ocasión de conocer las motivaciones de los asesinos (incluyendo, en ocasiones, el origen de las mismas), y podrá a su vez saber cuál fue el destino de cada una de sus víctimas conocidas.

La segunda parte, breve pero muy interesante, consiste en la confesión llevada a cabo por el asesino en serie a quien estuviese dedicado el capítulo. En este caso, salvo unas pocas excepciones en las cuales conoceremos las verdaderas palabras del criminal, el texto lo escribe la propia Elena Merino. Y consigue hacerlo de forma camaleónica: asume en cada caso la personalidad del monstruo confeso, variando de estilo con admirable facilidad

Asesinos foráneos y patrios

A día de hoy, la imagen del asesino en serie suele evocar en la mayoría de los casos a un criminal que mata en los Estados Unidos. Y lo cierto es que algunos de los homicidas más temibles que aguardan en las páginas de “En la piel del asesino” (Ed Gein, John Wayne Gacy, Ted Bundy o Richard Ramirez, por ejemplo) cometieron en Norteamérica las atrocidades a las cuales deben su fama.

Sin embargo, en esta obra también hay lugar para asesinos en serie de otras latitudes. Así, tenemos criminales británicos (Dennis Nilsen, Fred y Rosemary West, John George Haigh), sudamericanos (Cayetano Santos Godino, Dorángel Vargas) y de diversas nacionalidades europeas.

Entre los países del viejo continente en los cuales se dieron casos de asesinos en serie ocupa un lugar importante, lamentablemente, España. En el libro de Elena Merino aguardan las historias de personajes tan terribles como Álvaro Bustos (“el Exorcista de Córdoba”), Enriqueta Martí (“la Vampira de Barcelona”) o el brutal Manuel Delgado Villegas (“el Arropiero”). Macabros recordatorios de que la maldad sin límites acecha más cerca de lo que pensamos.

El arte de Salvador Larroca

“En la piel del asesino” cuenta con un aliciente muy especial: las ilustraciones del gran dibujante valenciano Salvador Larroca. Ha sido uno de los primeros autores españoles en unirse a las filas creativas de la editorial estadounidense Marvel Comics. Tras un breve pero intenso periodo en su filial británica, Marvel UK, Larroca se ha convertido en un autor muy respetado en la industria, hasta el punto de poder presumir de tener en su haber un premio Eisner (lo que se podría considerar como un Oscar en el campo del cómic).

No obstante, el Larroca que encontrará el lector en el volumen que nos ocupa no es el mismo que ha embellecido las páginas de series como “Los 4 Fantásticos” o “X-Men”. Al menos, no lo es del todo. Y es que, por un lado, cada capítulo de “En la piel del asesino” se abre con una ilustración a página completa realizada en un estilo tosco, apresurado en apariencia, que encaja a la perfección con lo escabroso de la escena que reproduce. Por otro lado, un par de ilustraciones de pequeño tamaño y gran realismo acompañan las “fichas” que Elena Merino ha compuesto con los datos más relevantes de cada asesino, dejando patente la versatilidad del talentoso dibujante.

Un volumen mejorable

“En la piel del asesino” es un libro que, sin lugar a dudas, fascinará a todo aficionado a la criminología. La amplia selección realizada por Elena Merino, tanto a nivel cronológico (hay capítulos dedicados a monstruos “clásicos” como Erzsébet Báthory y Gilles de Rais) como a nivel geográfico, abarca todo tipo de asesinos en serie componiendo un puzle tan complejo como aterrador.

No obstante, el libro editado por Glyphos Publicaciones presenta abundantes errores tipográficos que desmerecen su atractivo diseño. En El Mar de Tinta creemos que, en el caso de que se realicen nuevas ediciones  de “En la piel del asesino”, el texto se beneficiaría enormemente de una profunda revisión que eliminase las molestas erratas. De este modo, la obra de Elena Merino conseguiría ese sobresaliente al cual aspira y que, sin duda, merecería obtener por su meritoria labor.

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