Las aventuras de Huckleberry Finn

Nos encontramos ante una estupenda edición del clásico de Mark Twain a cargo de Alfaguara. Las ilustraciones de Dani Torrent aportan carisma a esta  aventura a lo largo del río Mississippi. Los lectores a partir de nueve años pueden conocer a una de las figuras más queridas de la literatura infantil, en una reedición íntegra. Fabulosa de principio a fin.

Huckleberry Finn disfruta de las mieles del éxito. Pero su placentera vida se verá truncada por un inesperado incidente. Mark Twain escribió “Las aventuras de Huckleberry Finn” tras el éxito de “Las aventuras de Tom Sawyer”. Huck pronto se convirtió en una figura indispensable del ideario anglosajón. Alfaguara le rinde un merecido homenaje con este ejemplar de cuidada factura.

Navegando el Mississippi

Huckleberry Finn ha conseguido la estabilidad. Vive con una viuda amable y devota que le obliga a vestir bien e ir a la escuela. Mantine su amistad con Tom y los otros chicos del pueblo. Pero en el fondo, Huck sigue siendo ese chaval al que le gusta fumar en pipa y correr semidesnudo por el bosque.

Sus ansias se verán recompensadas cuando su padre, un bebedor empedernido, regrese al pueblo y exiga a Huck que vuelva con él. La convivencia con su padre no es fácil y Huck no tarda en emprender una fuga tras simular su asesinato. En su carrera hacia la libertad se cruza con Jim, un esclavo huido. Ambos se embarcan en un viaje en el que tendrán que lidiar con ladrones, embaucadores y toda suerte de personajes pintorescos que les abrirán los ojos a una nueva realidad.

La inocencia de un niño

Si existe un personaje con carisma, ese es sin duda Huckleberry Finn. ¿Quien no querría vivir a sus anchas en un plácido bosque, pescar durante el día y fumar tranquilamente por la tarde? Un sueño para cualquier niño. Mark Twain creó un personaje único. Huck, aunque se dice libre, desea lo que otros tienen: una familia y un techo. Sin embargo, su imaginación infantil le lleva a sentirse atrapado en el mundo de los adultos. Su viaje por el río Mississippi (un trasunto de viaje vital) junto al esclavo Jim le abre los ojos sobre muchas cosas, sin olvidar su condición de niño.

“Las aventuras de Huckleberry Finn” (1884) fueron el espaldarazo definitivo de la carrera como escritor de Twain. Su original esquema  (historia narrada en primera persona) aporta un toque ingenuo que permite tratar temas tan serios como los malos tratos o la esclavitud desde un prisma diferente. Los niños se quedarán con las aventuras, pero en el fondo hay un interesante mensaje en pro de la igualdad entre géneros y razas que no escapa al ojo atento, pues Twain fue antiesclavista y un ferviente defensor del sufragio femenino.

La inocencia de Huck choca a veces con su inteligencia (diatribas intelectuales de lo más cómicas) y con la realidad. No se deja engañar por charlatanes, demostrando cierta madurez nacida de la necesidad de sobrevivir a un padre violento y una vida solitaria. El resto de personajes, que suben y bajan de la balsa en la que los protagonistas surcan el río, son claros ejemplos de la cartografía humana presente en los estados sureños del siglo XIX. Hay un cuidado especial en hacer notar las diferencias linguísticas que se ha procurado mantener en la traducción. En este sentido es destacable la labor de José A. De Larrinaga.

Travesuras

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Yo estaba más que contento de escapar de las diferencias y Jim de escapar del pantano. Dijimos que no había hogar como una balsa, después de todo. Otros sitios parecen estrechos y asfixiantes; pero una balsa, no.

Uno se siente libre y tranquilo, y cómodo, a bordo de una balsa

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Mark Twain (1835-1910) cultivó la literatura en todas sus facetas, pero tal vez sea la infantil la más conocida. Su vida está marcada por el río Mississippi en el que trabajó como marino mercante. Es el escenario de sus dos novelas más conocidas: “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”, secuela de la anterior. Gozó de fama mundial en vida, pero no de dinero, pues siempre fue un pésimo inversor. Según dicen sus biógrafos, era un tipo divertido y jovial. En el fondo, un poco niño.

Su personalidad se aprecia en “Las aventuras de Huckleberry Finn”. Se dan juegos de palabras, hay personajes que se valen de todo tipo de triquiñuelas para ganar dinero (el duque y el rey son geniales) o otros que no dudan en hacer uso de su lengua. En general, los más vilipendiados son aquellos que esconden su verdadera naturaleza tras un manto de generosidad y pulcritud. Huck, para quien lo impostado no existe, desenmascara de algún modo los vicios de los malvados. Su mirada limpia todo lo que, de otro modo, se consideradería malo. Distingue lo que está bien de lo que está mal. A priori, no lo parece, pero Huck es más moralista que los adultos que le rodean. Y sabe empatizar con el débil. Su amistad con Jim es agradable y, teniendo en cuenta las circunstancias, desigual. En el último momento sabe obrar con entereza. Hoy en día es inusual encontrar personajes tan ricos como este, asi que, como no podía ser de otra manera, desde El Mar de Tinta les recomendamos leer a Twain sin reparo.

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