Prince

En la historia de la música Pop, sobre todo si centramos nuestra atención en la década de los ochenta del pasado siglo, existen muy pocas figuras merecedoras del apelativo “Leyendas” (así, con mayúscula). Entre ellos, destacan con fuerza tres nombres: Michael Jackson, Madonna y Prince.

Quizá éste último no sea, en lo que al éxito global de su carrera se refiere, el más legendario de los tres. No obstante, a diferencia del difunto Jackson o de la Ambición Rubia, Prince Rogers Nelson es mucho más que un solista con una voz envidiable o una capacidad inagotable de reinventarse a sí mismo. El genio de Minneapolis es un multi-instrumentista virtuoso y un compositor compulsivo autor de cientos (quizá miles) de canciones, algunas de las cuales figuran entre las obras maestras de la música popular.

Un recorrido musical

En “Prince”, Matt Thorne realiza una peculiar biografía musical la cual, sin dejar de incluir de cuando en cuando referencias sobre la agitada vida personal del protagonista del libro, se dedica a analizar minuciosamente cada uno de sus discos (canción a canción), así como la ingente cantidad de material “inédito” conocido. Una revisión exhaustiva que permite al autor señalar ciertas claves recurrentes en la música de Prince, dejando patente al mismo tiempo la evolución musical del artista.

Tratándose de un músico tan reclusivo y poco amigo de la prensa, es comprensible el enfoque elegido por Thorne para dar forma al volumen que nos ocupa. Según comenta el autor, no sólo se sabe poco sobre la intimidad del artista: tampoco resultan muy de fiar los datos que ha aportado en las escasas entrevistas concedidas a lo largo de su carrera. Prince es un hombre misterioso y, al parecer, le encanta serlo.

Prince y el cine

Entre 1984 y 1990, aprovechando la inmensa popularidad conseguida con obras clásicas del mejor Pop como “Purple Rain”, “Around the World in a Day”, “Parade” o “Sign ‘O’ the Times”, Prince trató de conquistar el mismo éxito en el ámbito del séptimo arte con un tríptico de películas de calidad discutible. Una prueba concluyente de que el talento en una disciplina artística no implica, necesariamente, la capacidad de triunfar en otros campos creativos.

Matt Thorne nos habla sobre “Purple Rain” (la mejor de las tres películas, y la única que obtuvo una buena recaudación), “Under the Cherry Moon” y “Graffiti Bridge” (secuela de la primera) sin extenderse demasiado. Resulta evidente que para el escritor, al igual que para la mayoría de los fans de Prince, su faceta actoral no resulta demasiado interesante. No obstante, en las películas pueden apreciarse determinados elementos que permiten arrojar luz sobre la personalidad de su protagonista, razón por la cual había que dedicarles cierto espacio en una biografía más preocupada por la producción musical del artista.

Protegidas y proyectos afines

Una de las particulares obsesiones de Prince, musicalmente hablando, han sido siempre las mujeres. A lo largo de casi cuarenta años de carrera, el genio de Minneapolis ha cobijado bajo sus alas a unas cuantas féminas quienes, ya sea en solitario o en grupo, se han beneficiado de su influencia con resultados dispares.

Por un lado tenemos a artistas de gran talento, como Sheila E. o Wendy Melvoin y Lisa Coleman, con una carrera consolidada y todavía en activo. Por otro lado, curiosos experimentos de corta duración y escasa relevancia como los tríos Vanity 6 (1981-83) y Apollonia 6 (1983-85), “fabricados” por un Prince deseoso de expandir su universo creativo. Y luego están fiascos como Carmen Electra, actriz de escaso talento cuyo primer y único disco resulto un tremendo fracaso tanto artístico como comercial.

También encontraremos en “Prince” información sobre los músicos de acompañamiento del artista, quienes a menudo formaron grupos más o menos independientes con trayectorias que, en algún caso, llegan al momento presente. Así, Thorne pasa revista a formaciones como The Time (conocidos en la actualidad como The Original 7ven), The Revolution o The New Power Generation.

Sólo para verdaderos fans

“Prince”, que cuenta con una cuidada edición de la mano de Alba Editorial, es indudablemente un libro fundamental para comprender la extensa y compleja trayectoria artística de un músico irrepetible. No obstante, desde El Mar de Tinta debemos advertir que se trata de un volumen denso el cual, probablemente, no resulte recomendable para quien no sea un seguidor incondicional del gran artista norteamericano.

Como ya hemos comentado, Matt Thorne no nos ofrece una biografía al uso. Su obsesión por comentar todas y cada una de las canciones conocidas de su ídolo (porque, que quede bien claro, Thorne es un fan total de Prince) da como resultado un texto alejado de obras más amenas (como la biografía de Michael Jackson firmada por J. Randy Taraborrelli, por ejemplo) que podría resultar un tanto tedioso si lo que se pretende es obtener una imagen más personal del biografiado.

En definitiva, “Prince” es una obra exhaustiva y muy documentada, aderezada con unas cuantas fotografías que nos permiten poner cara a algunos de sus protagonistas. Un estudio serio y riguroso que los grandes conocedores de la música del genio en él retratado sabrán valorar en su justa medida.

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