Caza al asesino

La obra cumbre de la corriente neo-polar francesa ha sido reeditada por Anagrama con motivo de su adaptación al cine. “Caza al asesino” recoge el espíritu independiente y de crítica social del cine y literatura, tan de moda en los años 70 y 80.

Esta novela supone el colofón a una carrera literaria llena de éxitos. Jean-Patrick Manchette (1942-1995), ideólogo de la corriente neo-polar, fallecía de cáncer en 1995. Su testamento literario abarca lo mejor de este autor comprometido. Un título para disfrutar.

Viejos fantasmas

Martin Terrier, asesino profesional, quiere dejar el oficio. Un trabajo que, sin duda, desempeña con gran eficacia. Aspira a retirarse a un lugar tranquilo, acompañado de una importante suma de dinero e intentar recuperar a Anne, su amor de juventud.

Pero la “Compañía”, organización a la cual pertenece, tiene otros planes para él. No están dispuestos a dejarle escapar. La mala suerte de Terrier juega a su favor. Su banquero le deja en la ruina, estafándole y robándole los ahorros de toda una vida dedicada a acabar con la de otros. Este hecho obliga a Terrier a trabajar una última vez con la Compañía.

Pero todo saldrá al revés. La intención de sus jefes es eliminarle y, con él, los secretos que guarda. El atentado fallido contra su último objetivo desencadena una carrera contrarreloj para salvar su vida y la de la mujer que ama. No puede confiar en nadie, no puede cometer errores. Sólo puede correr y disparar.

Nuevo género

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“Frunció las cejas. Su mirada ya no parecía vacía como antes; al contrario, expresaba una seria concentración.

-Jamás he visto gente así-observó-. ¿Tú eres como ellos? ¿O no?

De repente, su voz y su mirada se habían vuelto inseguras.

-Soy como ellos. Y también soy otras cosas. Pero soy como ellos.

-Ellos también son otras cosas, supongo-dijo Anne”.

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Hay que darle las gracias a la editorial Anagrama por rescatar del olvido “Caza al asesino”, aunque sólo se deba a su nueva adaptación al cine (existe una primera que es mejor olvidar). Independientemente del éxito del filme, lo cierto es que la novela es un perfecto ejemplo de decadencia y sordidez bellamente expuesto. Esto podría parecer una afirmación incoherente. Nada de eso. En “Caza al asesino” el lector se asoma a un mundo de violencia, sicarios y espionaje que sirve como medio para criticar a la sociedad del momento.

Escrita en 1981, pronto se consideró la obra cumbre de un nuevo género cuya cuna fue Francia. Jean.Patrick Manchette pasó a ser el ideólogo de esta corriente, caracterizada por un estilo realista y frío en el que no cabía la elegancia, presente en autores como Raymond Chandler. La crítica social fue su seña de identidad, al igual que el desarrollo de personajes traumatizados e incapaces de relacionarse entre sí: envueltos en una atmósfera asfixiante que poco a poco les arrastra al abismo.

En “Caza al asesino” encontramos lo mejor del neo-polar francés. Terrier, el protagonista, es todo un antihéroe que no puede escapar a un destino cruel y despiadado. La violencia ha rodeado desde siempre su existencia y le ha incapacitado en sus relaciones personales. Ni siquiera recuperar a Anne, su amor de juventud, le ayuda a salir del hoyo psíquico en el que ha caído. La trama se vuelve más y más oscura a medida que avanza y nada parece presagiar un final feliz. Las frases cortas y el estilo directo empleado por Manchette convergen en un desenlace triste y obvio. Al final, la moraleja es que nadie puede escapar de su destino.

El elogio de la violencia

En su día, “Caza al asesino” fue tachada de violenta y desagradable. Acostumbrados a la galanura de Ian Fleming o Raymond Chandler, la fuerza y carisma de Jean-Patrick Manchette cayeron como un jarro de agua fría. Atrás quedó la hermosa femme fatale y sus cigarrillos con boquilla de los años cincuenta,  o el carismático detective adicto al whiskey. Ahora, los protagonistas son ciudadanos de a pie, normales y corrientes, pero atenazados por traumas y vidas complejas.

Lo que Jean-Patrick Manchette refleja en sus páginas es una sociedad decadente, venida a menos, sin moral ni sentimentalismos. Terrier, el asesino, Anne y los demás personajes, se dejan llevar por sus instintos más primarios. De esta forma, la violencia casi gratuita, el sexo y el odio se dan la mano y convergen en una historia llena de vilezas.

No obstante, este presunto elogio de la violencia no es más que una excusa para describir otros sentimientos más profundos y complejos. El abandono, la soledad y la incomprensión se abordan como parte de un todo. Las descripciones de Manchette, no demasiado detalladas, infunden en el lector un sentimiento de empatía y comprensión. Al final, el deseo de salvar a todos estos seres de la ruina se hace más fuerte que el odiarlos. Quien se deje seducir por “Caza al asesino” descubrirá un libro y un autor espléndidos.

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