El mapa del caos

Cuando “El mapa del tiempo” vio la luz en 2008, probablemente ni el mismo Félix J. Palma se imaginaba que la primera entrega de su “Trilogía victoriana” iba a acabar siendo publicada en lugares tan dispares como Rusia, Noruega, Brasil, Japón o los Estados Unidos, por citar tan sólo unos cuantos ejemplos. La extraordinaria novela, sentido homenaje a H. G. Wells y a su clásico “La máquina del tiempo”, presentó en sociedad un particular universo, poblado tanto  por personajes reales como por los surgidos de la imaginación de Palma. Pero aquello fue sólo el principio.

En 2012 aparecería “El mapa del cielo”, una nueva obra maestra inspirada en este caso en “La guerra de los mundos” de Wells, en la cual los lectores se reencontraron con viejos conocidos y descubrieron nuevos protagonistas, mientras la trama subyacente de mundos paralelos se iba complicando para conducirnos hasta el volumen que cierra la trilogía: “El mapa del caos”. Un complejo y fascinante broche de oro para la que es, sin duda, una de las sagas de mayor calidad de la literatura fantástica española reciente.

El caos es inexorable

En un mundo muy avanzado tecnológicamente, en el cual se venera el Conocimiento, el biólogo Herbert George Wells y el matemático Charles Lutwidge Dodgson se enfrentan en un acalorado debate. Su objetivo es conseguir fondos para desarrollar dos particulares formas de enfrentarse al inminente fin de su parcela en la realidad. Wells propone el diseño de un virus que permitiría a los infectados moverse entre universos paralelos, mientras que Dodgson postula la generación de agujeros que pongan en contacto dichos universos.

Wells ganará el debate y obtendrá el dinero, pero las cosas no saldrán como él y su encantadora esposa habían planeado. Determinados acontecimientos harán que los Wells (y su perro Newton) abandonen su mundo, llevando con ellos el virus de la cronotemia desarrollado por el biólogo. Ese primer salto entre universos sembrará la semilla de la destrucción de la nueva realidad que acoge al matrimonio, amenazada por un creciente número de cronotemios, viajeros que se moverán por el tiempo y el espacio desgarrando con cada salto el frágil tejido de la existencia.

La salvación del universo estará en manos de un puñado de personajes, la mayoría de los cuales (en una encarnación u otra) ya conocerá el lector de las anteriores entregas de la “Trilogía victoriana”. Sin embargo, a los ya familiares H. G. Wells, Cornelius Clayton, Montgomery Gilmore/Gilliam Murray y Emma Harlow se unen nuevos actores tan relevantes para la trama como el Ejecutor 2087V, el temible Villano (inspirado en “El hombre invisible” de Wells) y el mismísimo padre literario del gran Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle.

Grandes personajes

No puede ponerse en duda que uno de los atractivos principales de “El mapa del caos” es su variopinto reparto. Como ya hemos mencionado, entre el nutrido abanico de personajes de la novela cabe distinguir entre quienes tienen una base real y quienes son creación del autor.

En el primer grupo destaca sobre el resto el escritor H. G. Wells, padre de la Ciencia-Ficción (junto con el francés Jules Verne) y autor de obras inolvidables en las cuales se encuentra el origen de la “Trilogía victoriana” de Palma. También hay que mencionar a Charles Lutwidge Dodgson, quien firmó como Lewis Carroll las inmortales “Alicia en el país de las maravillas” y “Alicia a través del espejo”. Finalmente, entre los personajes “reales” de la novela destaca la fuerte presencia de un Arthur Conan Doyle que, tras haber asesinado literariamente al detective más famoso de todos los tiempos, aparece en su faceta de gran defensor del espiritismo.

Por otra parte, son creaciones de Félix J. Palma el agente de la División Especial Cornelius Clayton, el multimillonario Montgomery Gilmore (antiguamente conocido como Gilliam Murray, “el Dueño del Tiempo”) y su adorable prometida Emma Harlow (a quien conquistó de forma harto original en “El mapa del cielo”). También aparecen, entre otros, los temible Ejecutores, encargados de eliminar a los cronotemios. En el caso concreto del Ejecutor 2087V, un defecto de fábrica debido al cual ha de enfrentarse a un incómodo sentimiento de culpa cada vez que cumple con su cometido, le convierte en una de las adiciones más interesantes al imaginario del autor gaditano.

La naturaleza del multiverso

En “El mapa del caos” y las novelas precedentes, Félix J. Palma recurre con suma destreza a un concepto plagado de posibilidades, cuyo potencial ha sido explotado en numerosos campos desde que fuese acuñado en 1895 por el psicólogo William James. El término “multiverso”, entendido como la existencia de un número infinito de universos paralelos en los cuales existen versiones ligeras o tremendamente distintas de cada uno de nosotros, resulta tan abrumador como fascinante.

Resulta imposible citar a todos los autores que han recurrido a tal idea en sus obras. Desde Michael Crichton a Stephen King, pasando por Philip Pullman, Isaac Asimov o el español Víctor Conde, la posibilidad de que existan innumerables mundos ha generado un buen número de obras de gran calidad. Pero Palma, además de plantear la existencia de incontables Tierras en las cuales viven nuestros “gemelos”, también otorga entidad a todo cuanto podamos llegar a imaginar, de modo que cualquier historia surgida una mente creativa se materializa como un mundo alternativo que existe de forma paralela a los “reales”.

Amor e imaginación

“El mapa del caos”, editado por Plaza y Janés y embellecido con tres extraordinarias ilustraciones de Claudio Sánchez Viveros, es un libro que cierra a la perfección todas las tramas planteadas por Félix J. Palma a lo largo de su trilogía. Y también es un canto a la amistad y al poder del amor y la imaginación. En la novela, al igual que en las dos que la precedieron, queda bien claro que, si se actúa motivado por el amor, y si se pone la imaginación al servicio de tal sentimiento, no hay dificultad insalvable ni tarea imposible de llevar a cabo.

Si bien es posible seguir sin problemas la trama de la obra sin haber leído “El mapa del tiempo” y “El mapa del cielo”, desde El Mar de Tinta recomendamos que cualquier lector atraído por el volumen que nos ocupa se haga primero con los anteriores. La “Trilogía victoriana” es, al fin y al cabo, un tríptico cuya belleza sólo puede apreciarse plenamente si se contempla en su totalidad.

Con sus tres novelas más recientes, Félix J. Palma ha creado una narración extraordinaria. Y al hacerlo, se ha puesto a sí mismo un altísimo listón el cual, a buen seguro, procurará superar con su siguiente obra. Esperamos poder comprobarlo dentro de no demasiado tiempo.

 

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