Fiasco

Alianza Editorial nos ofrece desde hace años la posibilidad de leer “Fiasco” en castellano, una de las últimas novelas escritas por Stanislav Lem y que representa la vena más reflexiva del autor. Usando el contacto extraterrestre como idea central, Lem desarrolla un conjunto de hipótesis que abre un abanico sensacional de posibilidades, como muchos relatos en uno, insinuados en una trama única.

El piloto Parvis aterriza en Titán en un puerto diferente del que tenía destinado debido a una desafortunada confusión. En el puerto espacial le notifican que varios operarios de megapasos —robot bípedos de enorme tamaño— han quedado atrapados en una región de géiseres activos, el llamado Bosque de Birnam. Más tarde le anuncian que el comandante Pirx —personaje que aparece en otras obras del autor— se adentró en la misma región con el propósito de socorrerlos. Parvis no duda en familiarizarse con una de las máquinas y embarcarse en una misión de rescate.

Un principio interrumpido

Este comienzo de novela discurre durante el primer centenar de páginas y constituye un derroche de imaginación por parte de Lem. Con la habilidad que le caracteriza, recrea un ambiente onírico y opresivo desde la psicología del piloto atravesando un paraje alienígena. Los elementos aparecen dados en la narración sin explicarlos de antemano, y el lector va absorbiéndolos conforme devora las páginas.

Al comienzo del siguiente capítulo, en un giro loco, el lector se encuentra con una ruptura argumental y un cambio de personajes y contexto. La acción se vuelca sobre una expedición a otro sistema solar, tras la pista dejada por la anómala emisión de radio en uno de los planetas detectados.

Aún con el argumento encarrilado, Lem se las arregla para introducir dos relatos más, completamente independientes de la trama. Estos paréntesis tienen valor por sí mismos, pero son demasiado largos y se muestran fuera de lugar en el conjunto de la novela. Tras ellos, el argumento se focaliza por fin en la línea que se quiere desarrollar, ofreciéndonos una crónica fascinante de la búsqueda del primer contacto con una civilización extraterrestre.

Contacto

Stanislav Lem plantea varias veces la misma situación a lo largo de esta novela. Los tripulantes observan una serie de evidencias en el sistema que tienen por destino, sometiéndolas a discusión para tratar de desentrañar lo que ocurre y averiguar algo más sobre cómo poder entablar contacto con la forma de vida que se aloja en ese rincón del cosmos.

Estos episodios cobran la siguiente estructura: se recopilan las evidencias, en la discusión subsiguiente se plantean una serie de hipótesis y se evalúa su plausibilidad. La gran riqueza de la narración estriba en que cada una de estas alternativas se expone con un detalle lo suficientemente profundo como para constituir el germen de otro relato de ciencia ficción. Como en la ciencia del mundo real, a menudo las hipótesis son descartadas o puestas en duda debido a las incertidumbres en los datos.

Además de este certero retrato de discusión científica, se hace necesario resaltar la prolijidad de las descripciones de Lem, tanto en el terreno imaginativo como en minuciosidad, que hacen de esta obra un exponente de la ciencia ficción dura. Empezando por los fundamentos que harían posible el viaje del Eurídice a otro sistema estelar, pasando por la concepción evolucionista de los estadios de civilizaciones extraterrestres y concluyendo con el abanico de posibilidades que se discuten acerca del silencio de los alienígenas.

El conflicto antropocéntrico

El autor utiliza la posibilidad de establecer contacto con seres extraterrestres para elucidar la frustración y el profundo desconocimiento que pueda despertar una mentalidad completamente distinta. A través de este prisma, genera debates en torno a la ética del progreso, discusiones filosóficas acerca del lugar que ocupamos en el universo y posibles motivaciones para que otros seres se sientan atraídos por la idea de una comunicación entre civilizaciones. Una variante de la llamada paradoja de Fermi ocupa un lugar central: tal vez parezca que no haya nadie «ahí fuera» porque sencillamente no se muestren interesados en hablar con otros.

Como algunos de los escenarios discutidos como hipótesis involucran la concepción de una esfera bélica que se construye y llega a actuar de forma autónoma respecto de los seres que la crean a partir de una escalada de armamento preventivo, la narración se lee en clave de crítica hacia la posibilidad de perpetuar una Guerra Fría hasta límites insospechados. El relato deja entrever una visión pesimista, ya no solo a escala humana, sino a nivel universal.

Sin embargo, todas estas reflexiones palidecen ante la pretensión de encajar todo cuanto existe en un esquema natural para el ser humano. Lem juega aquí con la idea de la incomprensión cósmica y los sesgos cognitivos de los que somos víctimas por haber nacido humanos.

Sobre el autor

Stanislaw Lem es un viejo conocido del género. Un autor sinónimo de gran profusión de ideas y textos de calidad excepcional. Tanto en su vena humorística, como en su versión más filosófica, exhibe una riqueza y densidad de conceptos verdaderamente notables.

Entre sus títulos más conocidos se encuentran “Solaris”, adaptada varias veces al cine, “El invencible”, “Ciberíada”, “Congreso de futurología” o “Relatos del piloto Pirx”. Por otra parte, “Vacío perfecto” o “Magnitud imaginaria” son ejemplos de textos de Lem que podrían catalogarse casi de experimentales, pues constituyen libros de reseñas y prólogos ficticios, respectivamente.

“Fiasco” se considera a menudo una de sus obras de mayor calado reflexivo. Fue publicada en 1987 y nació como un encargo de la editorial alemana S. Fisher. Podemos leerla en castellano de la mano de Alianza Editorial, una traducción de 1991.

No es la primera vez que Lem expone una visión pesimista acerca del progreso y la posibilidad de contacto con vida extraterrestre, pero en esta obra dicha perspectiva constituye el impulso argumental. Aunque un poco errática al principio, “Fiasco” representa a la novela de ideas, con una importante carga reflexiva y el inconfundible sello de Stanislav Lem.

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