La muerte escarlata

El amplio catálogo de literatura zombi recopilado por la editorial Dolmen en su imprescindible Línea Z no deja de crecer. Afortunadamente, los responsables de la colección parecen empeñados en continuar sorprendiendo a los lectores con obras bien escritas, originales y sumamente entretenidas. El ejemplo más reciente de esta tendencia es «La muerte escarlata«, de Antonio Calzado.

En un futuro no muy lejano, una plaga de origen desconocido ha diezmado a la población mundial. Los Errantes, también conocidos como Pellejudos, se han enseñoreado de nuestro planeta, y los escasos supervivientes parecen condenados a una muerte segura. Sin embargo, en un pequeño asentamiento ubicado en nuestro país, un niño que esconde un oscuro secreto puede tener en sus manos el futuro de la humanidad.

Ismael, Eva y Robinson

La joven Eva llega a Cíbola tras abandonar a un grupo de no infectados en el cual no se siente completamente a gusto. En la población de nombre mítico intimará con su líder, un antiguo soldado ruso llamado Alexei. También conocerá a Ismael, un niño muy peculiar que se convertirá en su sombra.

Ismael está convencido de que no es el pequeño de nueve años, aquejado de síndrome de Asperger, al que todos evitan por sus rarezas. En realidad, Ismael piensa que es una entidad cibernética construida para imitar a la perfección a los niños humanos, y se refiere a sí mismo como Máquina. Además, tiene que cumplir una misteriosa misión, y necesita la ayuda de algún adulto para lograr su objetivo. De ahí su interés en convencer a Eva para que le acompañe a un indeterminado punto del Norte peninsular.

El tercer protagonista de la novela es Robinson, aunque ese no es su verdadero nombre. Refugiado durante años en un búnker subterráneo construido por su padre, su identidad se ha ido diluyendo mientras veía clásicos cinematográficos, sazonados con intensas sesiones de porno. Cuando comienza a resultarle evidente que su cordura está en peligro, decidirá abandonar la seguridad del refugio y aventurarse a un exterior lleno de incógnitas. Será entonces cuando acabará por unirse a Eva e Ismael en un viaje incierto y plagado de peligros.

Conceptos interesantes

Se ha escrito ya tanta ficción protagonizada por muertos vivientes, que ser original resulta harto complicado. No obstante, los buenos autores siempre procuran incluir en sus obras algún elemento novedoso, de modo que su contribución al género vaya un poco más allá de la típica historia tantas veces contada.

En «La muerte escarlata», Antonio Calzado aporta una idea muy interesante: el concepto de Gusano. Un grupo de zombis resulta de por sí bastante intimidatorio, así que pensar en una horda de cientos, incluso miles de individuos avanzando con una determinación inquebrantable, sin detenerse ante nada, conjura una imagen ciertamente aterradora. Un Gusano es una entidad contra la cual resulta prácticamente imposible luchar, y su presencia en determinados momentos de la novela aporta a la misma escenas de gran intensidad.

Por otro lado, los Errantes de Calzado dan muestras de contar con la capacidad de evolucionar, llegando incluso a utilizar tentativamente piedras y palos como armas. Finalmente, los Albinos son unos zombis sumamente escasos y peligrosos, ya que no presentan en su piel las manchas de color escarlata características de la plaga. Por lo tanto, uno no es consciente de su condición hasta que es, en la mayoría de los casos, demasiado tarde para resistirse a su ataque.

Monstruos humanos

Una vez más, como es tradición en las novelas protagonizadas por muertos vivientes, se pone de manifiesto en «La muerte escarlata» que no hay monstruo capaz de hacerle sombra a los seres humanos. Por una parte, en determinado punto de la narración, uno de los protagonistas se topará con una pareja de supervivientes que ha recurrido al canibalismo como forma de mantener sus estómagos llenos.

Por otra parte, otro de los conceptos interesantes que aporta Antonio Calzado en este libro es el Culto a Seth. Los enloquecidos seguidores de tan peculiar creencia están convencidos de que hombres y mujeres no son más que alimento para los Errantes, los hijos de Seth, por lo cual sólo alcanzaremos la misericordia divina cuando no quede nadie vivo sobre la faz de la Tierra.

Referencias cinematográficas y literarias

Robinson es un cinéfilo empedernido y, al haber visto en innumerables ocasiones sus películas favoritas, es capaz de recitar a la perfección diálogos de las mismas. Con preferencia por el «Apocalypse Now» de Coppola, también citará a lo largo del libro frases extraídas de «Casablanca» o «Excalibur«, por citar un par de ejemplos.

En cuanto a Eva, su afición por la literatura inglesa y norteamericana se hace patente mediante múltiples referencias a obras y autores diversos. No obstante, destaca sobre todo la novela «Moby Dick» de Herman Melville, un libro que le acompaña durante su viaje hacia el Norte y del cual irá leyendo fragmentos a un fascinado Ismael.

Una novela extraordinaria

Resulta muy agradable comprobar cómo, una vez más, un autor español ha firmado una magnífica historia que no tiene nada que envidiar a las publicadas por los escritores anglosajones expertos en el género. Debemos agradecer de nuevo a Dolmen su apuesta por el talento patrio, una apuesta arriesgada que acostumbra a concretarse en obras con una calidad cada vez mayor.

Antonio Calzado ya había publicado con anterioridad tres novelas con la editorial Almuzara: «El círculo del lobo«, «Umbría» y «Noviembre«. Con esta cuarta obra se aventura por tierras infectadas de Pellejudos, dejando bien claro que su gran habilidad como narrador le permite encarar cualquier historia con una calidad sobresaliente.

Si bien el número de obras de temática zombi reseñadas en El Mar de Tinta es cada vez mayor, «La muerte escarlata» destaca entre las mismas como uno de los mejores libros que hemos tenido la fortuna de leer en los últimos tiempos. Una novela fascinante, maravillosamente escrita y cuya lectura resulta prácticamente imposible interrumpir.

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