Pirofobia

El mundo de las fobias resulta tan peculiar como fascinante. Al fin y al cabo, ¿quién no tiene miedo a algo? Hay temores cuyo origen probablemente se remonta milenios atrás en el tiempo, como la aracnofobia o la ofidiofobia. Otros son mucho más curiosos y complicados de asimilar, como la triscaidecafobia (temor al número 13) o una forma particular de la misma, la friggatriscaidecafobia (temor al viernes 13).

Jason Evans lleva toda su vida conviviendo con un miedo irracional al fuego. Jamás ha logrado dar con la posible causa de una pirofobia que, afortunadamente, ya tiene prácticamente bajo control. Algo en lo cual ha tenido mucho que ver su esposa Kayla, afectada por su parte de tanatofobia o miedo a la muerte. El mutuo apoyo que ambos cónyuges se prestan se traduce en una existencia tranquila y feliz.

“Estás muerto”

 Dos palabras pueden hacer que todo tu mundo se tambalee. Dos simples palabras, escritas detrás de una polaroid que muestra la puerta de un cementerio. Y a esa primera foto le siguen un par más, abundando en el hecho de que Jason lleva años muerto. ¿Quién es el misterioso remitente de las macabras imágenes? Y, lo que es más preocupante, ¿se trata de una broma pesada, o de una amenaza?

Lo cierto es que, tras la recepción de las fotos y sus mensajes, Jason comienza a padecer una serie de aterradores sueños y visiones relacionados con su temor al fuego. Así, decidirá llevar a cabo una desesperada investigación, la cual le conducirá a una lejana población y

a un pasado que oculta sorprendentes revelaciones. En el camino, luchará por mantener la cordura y para evitar que su matrimonio se resienta debido a su obsesión por descubrir la verdad.

Misterio y Terror

La editorial Minotauro ha publicado Pirofobia en su colección de novelas de Terror. Ahora bien, aunque es cierto que a lo largo de la novela hay alguna escena que cabría considerar como terrorífica, en El Mar de Tinta pensamos que se trata de una obra a la cual habría que englobar más bien en el ámbito de la narrativa de Misterio.

“Pirofobia” plantea un gran enigma que da pie a una interesante investigación por parte de su protagonista. A lo largo de la misma, planteada con gran habilidad por el autor, vamos descubriendo poco a poco una historia sorprendente. Como sorprendente es también el último tramo de la novela, cuando un giro argumental inesperado probablemente dejará con la boca abierta a más de un lector.

El Stephen King holandés

Jack Lance (cuyo verdadero nombre es Ron Puyn) es un autor muy popular en Holanda, donde ya ha publicado varias novelas con gran éxito. Además, también ha escrito libros sobre fenómenos paranormales, recopilando los mejores artículos que publicó en su día cuando ejercía como periodista para algunas de las principales revistas holandesas.

Sus conocimientos sobre el mundo de lo sobrenatural quedan patentes en determinados aspectos de la novela que nos ocupa, los cuales no entraremos a comentar para no desvelar elementos fundamentales de la trama. En cuanto a su estilo, resulta evidente su deuda con dos autores a los que afirma admirar profundamente: el gran Stephen King y Dean Koontz.

Una obra interesante

“Pirofobia” es, por el momento, la primera novela de Jack Lance editada en nuestro país. Al estar ambientada en los Estados Unidos (curiosa la tendencia de ciertos autores a ubicar sus historias en un país ajeno, en lugar de hacerlo en el propio), posee ese aire de familiaridad que todos los aficionados a la literatura de género reconocemos de inmediato.

Nos encontramos ante una novela entretenida, que presenta unos cuantos elementos interesantes y está narrada con agilidad. Al tratarse de un libro de poco más de trescientas páginas, se lee prácticamente de un tirón, algo a lo que ayuda la prosa sencilla y directa de Lance.

“Pirofobia” gustará sin duda a los lectores que disfruten con novelas al estilo de las del ya mencionado Koontz: ligeras, entretenidas y de lectura fácil. Probablemente se trate de un libro cuya trama no permanecerá durante demasiado tiempo en nuestra memoria, pero sin duda alguna proporciona unas horas de buen entretenimiento. Algo que, a pesar de ser lo mínimo esperable de una obra semejante, lamentablemente muchos autores no llegan a conseguir.

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