Último verano en Las Nubes

Entre las novedades juveniles que propone la editorial Viceversa para este año 2012, encontramos esta novela de la madrileña María Soledad Herrera Martín. El título, idóneo para el periodo vacacional, relata una historia sobre adolescentes con un marcado tono nostálgico.

En los últimos años la literatura juvenil ha tomado un corte mucho más fantasioso. Historias de seres sobrenaturales, protagonistas con poderes mágicos, aventuras trepidantes, distopías y romances paranormales pueblan las librerías. Por este motivo, libros como “Último verano en Las Nubes” destacan  más entre la marabunta de títulos fantásticos.

Argumento próximo al lector

La obra, con la que Herrera Martín hace su debut como novelista, presenta una historia cercana y sencilla. Martina tiene treinta años y, como ya se ha independizado, sus padres han decidido redecorar el que fue su dormitorio. Recogiendo sus pertenencias, su hermana Laurita descubre un álbum lleno de fotos veraniegas. Martina posa en ellas rodeada de amigos. Las instantáneas, traen a nuestra protagonista reminiscencias de otros tiempos, mucho más felices. A instancias de Laurita recordará aquel verano del año 1992, que con tanto ahínco ha procurado olvidar.

De esta forma, Martina vuelve a sus dulces dieciséis y a la urbanización donde veraneaba junto a su familia todos los años, Las Nubes. En primera persona, esboza un relato con el que más de un lector se sentirá identificado. El continuo flashback hila con reflexiones de la Martina actual, que observa los sentimientos y hechos de antaño desde una perspectiva mucho más adulta. Así, la protagonista explica las razones por las que lo ocurrido durante aquellas vacaciones de hace quince años la han marcado tanto.

Veraneo clásico

Siguiendo la senda de otras novelas con argumento “vacacional”, como “Oficio de muchachos” o la actual “Nunca digas nunca”, “Último verano en Las Nubes” nos devuelve a los estíos adolescentes. El reencuentro con la pandilla de todos los veranos, los días eternos en la piscina, las bicicletas, los paseos por el campo y las hogueras, son los elementos que dan forma a este título. Para muchos lectores, las vivencias de Martina no resultarán extrañas, y traerán recuerdos nostálgicos de momentos similares.

A través de la joven protagonista, Herrera Martín nos habla de lo maravilloso que es ser joven e inocente, sentirse intrépido y libre. Con la parsimonia de aquellos días calurosos, la escritora desgrana los sentimientos y emociones de Martina, su relación con Lola (eterna y leal mejor amiga), el primer amor y también las primeras decepciones.

Detalla, con sutileza, el paso que damos todos de la niñez a la vida adulta y defiende los años de adolescencia como los mejores: Martina no se ha vuelto a sentir tan viva y feliz.

Todo tiempo pasado fue mejor

Añoranza es el término que se ajusta perfectamente a esta novela. No nos extrañaría en absoluto que a medida que avance en su lectura, la melancolía de Martina, exaspere a más de un lector. El relato nos guía a través de las experiencias de la protagonista, típicas de los jóvenes ociosos, disfrutando del sol y el aire libre. No obstante, que el verano de 1992 sea para Martina un “punto de no retorno” tiene explicación, que da a la obra un marcado carácter trágico. Este detalle (importante a la hora de cerrar el argumento), se va desgranando por las reflexiones de la Martina adulta, intrigando al lector y obligándole a avanzar.

Herrera Martín compone el relato de manera fácil, y su lectura resulta agradable y ligera. La autora ahonda en la psicología de los protagonistas, la percepción que en la adolescencia se tiene de la amistad y de la vida misma. La inconsciencia juvenil tiene sus pros y sus contras, pues ésta ayuda a vivir con más intensidad (el amor, la sinceridad, la felicidad)  pero también puede guiarnos a situaciones peligrosas.

Podría afirmarse que “Último verano en Las Nubes” es un homenaje a la juventud perdida. En él, encontramos una historia simple, en la que los sentimientos de Martina juegan un papel importante. Un aspecto trascendente destaca por encima de los demás y, además, da sentido a la narración: el viaje personal en busca de la propia identidad, que termina en la adolescencia definiéndonos como adultos.

Un inicio interesante

Nacida en Madrid, en 1982, M. H. Martín se especializó en psicología forense, aunque hoy en día trabaja como bibliotecaria en la universidad, compaginando esta actividad con la escritura. Como indicábamos anteriormente, “Último verano en Las Nubes” es su primera novela, y el resultado es prometedor.  El argumento, la típica historia de verano romántica y sencilla, se desarrolla con naturalidad y no crea al lector falsas expectactivas.

Su prosa, cuidada y muy adecuada al género juvenil, hace que “Último verano en Las Nubes” sea un título perfecto para escoger como lectura de entretenimiento. En El Mar de Tinta estamos seguros que la trama encantará a los amantes del género, y hará suspirar de añoranza a más de un lector.

Además, la edición de Viceversa en su colección “As de picas” es más que satisfactoria. Con una portada que combina adecuadamente con el tono del libro, convierte el volumen en una opción muy sugerente y atractiva.

Seguiremos de cerca el trabajo de esta autora novel, pues auguramos una trayectoria interesante en la literatura para jóvenes.

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