Verano de miedo: Entrevista a Carlos Molinero

Procedente del ámbito del guión televisivo y cinematográfico (entre sus créditos figuran libretos para películas como “Salvajes” y series como “El comisario”, “Cuéntame” o “Alatriste”), Carlos Molinero acaba de ganar el Premio Minotauro 2014 con su entretenida novela de vampiros: “Verano de miedo”. Una obra de lectura ágil que combina terror y humor. Sobre sus claves y referentes nos habla el autor en esta entrevista.

Precedentes terroríficos

Pregunta: El tema de un grupo de adolescentes que se enfrentan a una amenaza sobrenatural se ha tratado con anterioridad en diversas ocasiones (“It” de Stephen King, “Un verano tenebroso” de Dan Simmons, etcétera). ¿Cuáles han sido sus referentes literarios para “Verano de miedo”?

Respuesta: Una de las fuentes de las que bebe “Verano de miedo” es Stephen King y sus excelentes novelas cortas sobre el paso a la edad adulta “El alumno aventajado (Verano de Corrupción)” o “El cuerpo”, que se convirtió luego en el peliculón “Cuenta conmigo”. Sin dejar de lado, claro está “El misterio de Salem´s Lot”, su  Nosferatu en Maine.

El otro referente esencial es la novela fundacional “Drácula”. No solo por volver al primer vampiro letal y sanguinario, una criatura inhumana y temible, sino por recuperar su forma que es la novela epistolar. Quise actulizar esta forma de narrar y por eso la novela está construida con todo tipo de material: correos electrónicos, diarios, chats, SMSs, blogs, webs, periódicos, informes médicos, etc.

La tercera pata de la novela es algo que no es habitual en el género terrorífico, pero que sí es muy habitual en nuestra literatura, el sentido del humor desde una perspectiva trágica. “El Quijote” es ya una novela de caballerías totalmente subvertida. “Verano de miedo” está claro que juega en una liga inferior, pero el humor es una parte fundamental. Aquí mis referentes han sido Emilio Carrere, autor que merece mejor suerte en la historia de la Literatura, o Rafael Azcona, guionista habitual de Berlanga, que decía que si esperas unos segundos después de la tragedia surge de forma natural la comedia.

P: La peculiar estructura narrativa de “Verano de miedo” (a base de entradas de blog, diarios, cartas, noticias, etcétera) se asemeja a la del clásico vampírico por excelencia. ¿Ha querido realizar un homenaje al “Drácula” de Bram Stoker?

R: Vaya, esta ya la he contestado. Añado que “Drácula” es una novela impresionante. Ser la novela madre de toda la iconografía vampírica ha ocultado muchas de sus virtudes formales, que van más allá del puro género de terror.

Unos vampiros muy peculiares

P: En su novela ha optado por mostrar a los vampiros de una forma clásica, amenazante y aterradora. ¿Qué opinión le merecen los vampiros “románticos” o “luminosos” surgidos a raíz de sagas como “Crepúsculo” y similares?

R: De alguna forma “Verano de Miedo” empieza a concretarse tras leer “Crepúsculo”. No soy crítico literario, pero “Crepúsculo” me irritó mucho. Me cabreó, vamos. Esto de cabrearse con libros o películas es algo que está muy bien, pero yo pensé en todos los lectores que estaban empezando a iniciarse en la literatura vampírica con “Crepúsculo” y decidí que al menos tenía que haber una alternativa enmarcada en la actualidad. Así comenzó “Verano de Miedo”. Para mí el vampiro es la representación de elementos oscuros y salvajes que tenemos dentro, cuando la luz del Sol les hace brillar en lugar de incinerarlos o compran en Ikea  se está vaciando la figura de su contenido simbólico y ya da igual que los personajes sean vampiros o torneros fresadores.

P: Resulta interesante que los vampiros de “Verano de miedo” pertenecieran a una rama de las Waffen-SS. ¿Qué le llevó a darles semejante origen?

R: La razón principal es que quería un vampiro que fuera realmente malvado y no pudiera generar ningún tipo de empatía. Cada vez son más habituales las novelas, series o películas contadas desde el punto de vista de los vampiros. Su vida como algo triste, repetitivo, como seres casi patéticos. No estoy en contra de este tipo de aproximación, pero en “Verano de miedo” quería volver a Drácula, la criatura peligrosa y letal que nunca sabemos ni que piensa, ni que desea, solo que es un depredador eterno. Haciendo que el vampiro fuera de las Waffen-SS vacunaba de alguna forma cualquier rasgo de simpatía que el lector quisiera poner al personaje del vampiro.

P: Sus vampiros tienen todas las debilidades de los no muertos clásicos con excepción de la aversión a los símbolos religiosos y la vulnerabilidad al agua bendita. ¿A qué obedecen esas omisiones?

R: De alguna forma quería que mis vampiros fueran explicables, o semi explicables científicamente. Que no tuvieran características mágicas, sino más bien de ciencia ficción. Estar en el terreno vampirológico más cerca de “Soy leyenda” que de “Drácula”. Más ciencia ficción que fantasía. De alguna forma yo tengo mi teoría vampirológica, totalmente demencial, pero que explica que tipo de criaturas son los vampiros, sin necesidad de componentes mágicos o etéreos.

P: Sorprende gratamente que haya optado por escoger a una figura como el vampiro, poco explotada por autores españoles. ¿Ha llegado a plantearse en algún momento escribir sobre criaturas mucho más populares en nuestro país, como los omnipresentes zombis?

R: Supongo que en la vida hay decisiones duales tipo Papá o Mamá, Dulce o Salado, Star Wars o Star Trek… Vampiros o Zombies es una de ellas.

A mí me gustan mucho las pelis de zombies y leo con mucho gusto las novelas de Loureiro o de Carlos Sisí, pero a la hora de inventar los vampiros son los que pueblan mi imaginación.

Creo que tiene que ver con que el vampiro es un personaje con mucha personalidad, tiene un proceso mental retorcido, es seductor, brillante en ocasiones, da bastante juego. Los pobres zombies suelen ser una turbamulta más parecida a una catástrofe natural que a un personaje.

Pero vamos, lo esencial es que si me siento a pensar una historia de zombies mi imaginación es un erial y en cuánto pongo la palabra vampiro empiezan a surgir todo tipo de locuras.

Personajes, ambientación y futuro

P: Uno de los puntos fuertes de su novela es la caracterización de sus atípicos protagonistas. Sabemos que para un autor es complicado elegir pero, de tener que hacerlo, ¿cuál diría que es su favorito?

R: Como los padres quiero a todos mucho, pero de forma diferente. Y al igual que los padres quieres más al que lo pasa peor, al que está siempre enfermo, al que todos le hacen menos caso. Así que sin duda Eva, ella es la que me parece que realiza el viaje más doloroso y también el más interesante.

P: Podría decirse que la maldición del vampirismo resulta particularmente atractiva para determinados personajes calificables como “perdedores” (nos viene a la mente el “Rata” de la película “Noche de miedo”). ¿Cree que el ansia de vengarse de quienes han abusado de ellos funciona como elemento decisivo a la hora de desear transformarse en no muertos?

R: “Noche de miedo” otro referente esencial de “Verano de miedo”. Se llama “Verano” por el “Verano de Corrupción” de Stephen King y “de miedo” por la película ochentera, no la actual. “Noche de Miedo 2” es incluso más divertida.

Yendo ya a contestar la pregunta el motor de la venganza es algo esencial en la narración, uno de los motores más potentes para los personajes. El Vampiro es la fantasía infantil de poder absoluto para hacer lo que quieras, para no dejarte intimidar, para ser libre, pero sin las ataduras morales que tienen otros personaje superpoderosos. Así que volviendo de nuevo a Stephen King y recordando su “Carrie”, sí, creo que el ansia de venganza es esencial en  “Verano de miedo”.

P: ¿Por qué razón decidió ambientar la acción de “Verano de miedo” en el año 2000?

R: Por varios motivos. Al igual que Drácula quería que fuera una novela de final de siglo. Una novela que cuenta el fin de un tiempo y abre hacia un futuro desconocido e inquietante.

Además, quería utilizar unas formas de comunicación que dentro de poco dejarán de existir como las conocemos, como los pobres SMSs, los periódicos convencionales… Quería escribir la novela antes de la llegada de los smartphones y la irrupción de twitter o whatsapp.

P: Para terminar, el final de su novela hace inevitable que le planteemos esta pregunta: ¿tiene pensado escribir una continuación de “Verano de miedo”?

R: Tengo varias ideas en la cabeza, un poco el momento de la novela, una dirección más o menos clara y formalmente como puede ser, utilizando, ahora sí, todo el cambio que han supuesto los smartphones en nuestra forma de comunicarnos o de incomunicarnos.

Y va a ser, me temo, mucho más sangrienta.

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