Lady Susan

La inmortal obra de Jane Austen sigue fascinando, a día de hoy, a millones de lectores por todo el mundo. Todos ellos conocen sobradamente sus novelas más relevantes (“Orgullo y prejuicio”, “Juicio y sentimiento”, “Mansfield Park” y “Emma”) y sus trabajos “menores” (“La abadía de Northanger” y “Persuasión”). No obstante, no es tan común que los admiradores de la escritora británica tengan constancia de la existencia de sus escritos menos populares.

Entre dichos textos encontramos tres volúmenes con trabajos de juventud (los cuales no fueron publicados hasta 1922), que a buen seguro sólo interesarán a los estudiosos de la obra de Austen. Más interesantes resultan para el lector dos obras breves como son “Los Watson” (finalizada por Catherine Hubbark, sobrina de la autora, tras la muerte de ésta) y la que ahora nos ofrece Nórdica Libros en una cuidada edición ilustrada por Javier Olivares: “Lady Susan”.

Cartas reveladoras

“Lady Susan” es una breve novela epistolar en la cual se recoge la correspondencia mantenida por algunos de los diversos personajes que encontramos en sus páginas. La protagonista principal es la joven y atractiva viuda Lady Susan Vernon, y su mejor amiga y confidente, Alicia Johnson, es la receptora de buena parte de las misivas que conforman esta obra. Cartas que permiten al lector conocer en profundidad a una mujer con dos caras, egoísta y manipuladora pero capaz de proyectar una imagen encantadora en público, la cual tiene efectos palpables sobre todo en los hombres que tratan con ella.

Otros personajes destacables cuyas epístolas aparecen en “Lady Susan” son Catherine Vernon (cuñada de la protagonista, y la única que la ve tal y como es desde el principio), y su hermano Reginald De Courcy, joven de noble carácter que será víctima de las argucias de Lady Susan. Finalmente, Frederica Vernon (hija de la joven viuda) y el matrimonio Manwaring (roto por la perfidia de aquella), entre otros, aparecen mencionados en alguna que otra carta, pero no llegan a firmar misiva alguna.

Las mujeres de Austen

Las novelas de Jane Austen suelen contar con una protagonista femenina inteligente, decidida y con buen corazón. Si bien sus bienintencionados actos pueden causar algún que otro problema (como en el caso de Emma Woodhouse), o su tendencia a juzgar por las apariencias conlleva errores de juicio (recordemos a Elizabeth Bennet y sus primeras impresiones respecto a Fitzwilliam Darcy y George Wickham), en ningún momento actúan movidas por el egoísmo o el afán de medrar a costa de la infelicidad ajena.

“Lady Susan” resulta ser la proverbial excepción que confirma la regla. Austen siempre supo dar vida a personajes secundarios despreciables, algunos tan memorables como la señora Bennet, el señor William Collins o la señorita Lucy Steele. Lo que sorprende es que, en esta obra de juventud, decidiese convertir en centro de la trama a una mujer sin ningún tipo de cualidad destacable (más allá de su belleza física). Lady Susan Vernon es una mala madre, un ser egocéntrico que disfruta manipulando a sus semejantes, mentirosa compulsiva e incapaz de asumir las consecuencias de sus actos. Una criatura, en definitiva, completamente opuesta a heroínas de Austen como la inolvidable Elinor Dashwood, por ejemplo.

Sobre Javier Olivares

Juzgar la labor de un ilustrador resulta complicado por numerosas razones, y la primera de ellas suele ser que, en casos como el presente, quien lo hace carece de formación artística. Es por ello por lo cual, en El Mar de Tinta, no podemos evaluar la calidad del trabajo de Javier Olivares basándonos en cuestiones de corte técnico. Así, el lector debe tener en cuenta que las opiniones vertidas en las siguientes líneas obedecen a criterios personales y puramente subjetivos.

Javier Olivares es un profesional respetado, con una amplia trayectoria en el campo de la ilustración y el cómic. La cuestión es: ¿encaja su peculiar estilo con el texto de Jane Austen al cual acompaña? Ya desde la misma portada nos contempla una Lady Susan esbozada con un estilo tosco y feísta, envuelta en colores oscuros y apagados. Esa imagen funciona a la perfección como muestra de lo que aguarda entre las páginas de la novela: una serie de personajes de aspecto desagradable, con tendencia a la deformidad, muy alejados de lo que cabría esperar en una obra de Jane Austen.

La respuesta a la pregunta planteada sería, por lo tanto, un rotundo “no”. El trabajo de Javier Olivares desentona enormemente con la obra que ilustra. Su estilo no resulta atractivo a priori para el público potencial de una obra de la gran autora británica, y cada vez que aparece uno de sus dibujos a lo largo de la lectura, la atmósfera creada por la escritora se ve enturbiada, como si una serie de borrones de tinta hubieran manchado su manuscrito.

Sólo para admiradores

“Lady Susan”, no es una novela más de Jane Austen. Quienes hayan leído y disfrutado con sus seis obras más conocidas, probablemente se lleven una sorpresa al leer las numerosas misivas que dan forma a este pequeño volumen. La voz de Austen se percibe, pero de forma muy apagada, y la estructura epistolar del libro implica una serie de limitaciones que impiden que la escritora de lo mejor de sí misma.

Si a todo lo anterior sumamos que se trata de una obra de juventud, con el elemento de inmadurez creativa que ello conlleva, queda claro que se trata de una novela corta que interesará sobre todo a los seguidores más entregados de la narradora británica. Para el resto de lectores no será más que un breve divertimento, curioso pero intrascendente, el cual probablemente no despertará en ellos un especial interés por hacerse con el resto de la producción literaria de su autora.

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